La FAO denuncia la contaminación de los alimentos exportados por los países ricos al Tercer Mundo
La Conferencia de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que se celebra en Roma, ha denunciado la "grave contaminación que presentan los alimentos producidos en los países ricos y que son exportados a los países pobres". La reunión, a la que asisten 400 delegados de 90 países, ha sido convocada por la FAO, organismo dependiente de las Naciones Unidas, conjuntamente con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT).
En la conferencia se ha planteado abiertamente la creciente contaminación por sustancias químicas tóxicas y organismos patógenos de los alimentos producidos en los países desarrollados y comercializados en países del Tercer Mundo y la necesidad de que se adecúen a unos límites comunes de residuos y aditivos que favorezcan el comercio internacional. Por otra parte la necesidad de garantizar la seguridad sanitaria y la calidad de los alimentos en origen sin mermar las posibilidades de exportación de los países en vías de desarrollo se ha constituido en una de las cuestiones más recurrentes.Edouard Saouma, director general de la FACI, puso de relieve en la sesión de apertura de la conferencia "la enorme importancia que la seguridad alimenticia tiene tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo". Según Sauoma hay que considerar el problema de la justa preocupación por proteger la salud de los consumidores de los países ricos de Occidente, sin que ello signifique tornar medidas que podrían retrasar la exportación de alimentos, sobre todo provenientes de los países en desarrollo, que tanta necesidad tienen de divisas".
Tecnología
Este es el gran tema que se está debatiendo en la conferencia. Los participantes estudian cómo conciliar la pretensión de que los alimentos lleguen sanos a la mesa de todos sin estrangular las exportaciones por parte de los países más pobres, que no disponen de la tecnología ni del personal especializado de los países desarrollados del Primer Mundo para poder responder a las normas que se exigen para garantizar la seguridad alimentaría.Uno de los objetivos de la conferencia es, por tanto, armonizar las medidas necesarias para conseguir alimentos cada vez más seguros, removiendo al mismo tiempo todos los obstáculos que demoran aún el comercio mundial de alimentos, que tiene un valor de 200.000 millones de dólares (unos 20 billones de pesetas).
Según el director general de la FAO, dicha armonización es factible "con tal de que exista la voluntad política de los países que comercian en alimentos y si se recobra el mismo espíritu que guió durante más de dos decenios la Comisión Codex Alimentarius".
Se espera que tras la conferencia se avance en la consecución de que los alimentos sean sanos en cualquier lugar del mundo, y que dichos alimentos sanos circulen con facilidad en beneficio, sobre todo, de los países en desarrollo.
Para ello tendrá que estudiarse la forma de ayudar a los países exportadores del mundo en desarrollo a dotarse también ellos de los medios y las técnicas necesarias para asegurar alimentos sanos y seguros.
La FAO y la Organización Mundial de la Salud establecieron en 1962 la Comisión Codex Alimentarius, con el fin de ejecutar el programa conjunto FAO-OMS sobre normas alimentarías.
Desde entonces, la comisión puso límites máximos para el uso de aditivos y la presencia de contaminantes o residuos de sustancias químicas en los alimentos. La conferencia comenzó el pasado 17 de marzo y se clausurará el próximo día 28.
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