"La productividad del Estado griego es nula"
ENVIADO ESPECIAL Constantino Mitsotakis, odio menos que cordial por su antecesor Andreas Papandreu, asegura haber recibido en herencia electoral un país en bancarrota, al límite de cualquier paciencia, en el que se ha perdido una oportunidad de oro para comenzar la modernización del Estado. La Grecia que encarna el primer ministro, natural de la isla de Creta -que es algo así como la Andalucía orgullosa y soberana de la Hélade- es uno de esos países que envidian la transición española: "Hemos perdido 10 años", opinia el primer ministro. Los que tuvo de Gobierno el Pasok, el partido socialista.
El financiero Giorgios Koskotas, poco menos que el banquero del socialismo, pareció durante un tiempo la moderna encarnación de Midas: periódicos bancos, empresas de todo tipo se congregaban en su creciente y apresurado imperio, hasta que alguien le hizo una vía de agua al cuerno de la abundancia. Hoy, Papandreu está siendo juzgado junto a tres de sus antiguos ministros, por presunta implicación no sólo política sino directamente económica en un megadesfalco por valor de algo máa de 200 millones de dólares.
Soportar el descrédito
¿Está en condiciones la democracia griega de soportar el descrédito que supone sentar a un ex primer ministro en el banquillo? El primer ministro, en el que la sonrisa parece una forma de vida, regatea, sin embargo, un asomo de contrariedad: "Nadie puede estar contento con lo que está pasando. Pero era inevitable que se juzgara a Papandreu. El ha sido quien ha obligado al Parlamento a levantarle la inmunidad y llevarle a proceso. Es triste, pero nada podía impedirlo. Nosotros tenemos confianza en la Justicia y por eso hay que ver este proceso como cualquier otro procedimiento penal". Ese mismo procedimiento admite que el acusado no se presente a su propio juicio, en un gesto que, en el caso de Papandreu, equivale a un expresivo no reconocimiento de sus juzgadores. "Estaba en su derecho al no comparecer ante el tribunal, y también en no nombrar a un abogado para que le defendiese, pero el ex primer ministro ha cometido con ello un error. Con su actitud demuestra su falta de confianza en la Justicia. Por mi parte, sólo quiero decir que no comentaré en ningún momento la marcha del proceso, y así se lo he prohibido a mis ministros. Esto es todo lo que diré sobre el juicio".
En Atenas, donde nos recibe Mitsotakis, se plantea la privatización de la línea de autobuses de transporte público, cuya explotación se ofrece a los propios trabajadores en régimen de cooperativa; se busca un comprador para un porcentaje minoritario de Olympic Airways, la aerolínea nacional; y el Gobierno piensa que todo el Estado está sobredimensionado, es decir que no sirve para nada. Diez veces más empleados que en la BBC británica abarrotan los servicios de la radiotelevisión griega, y un enésimo número de veces mayor de asalariados que en cualquier ciudad europea puebla las nóminas de los grandes municipios. El Estado ha sido el gran dispensador de pan, y hasta cierto punto de circo, por el espectáculo que da a la ciudadanía, para una población de 10 millones de habitantes, de los que cuatro se apretujan en la. destartalada pero acogedora Atenas. "Es una evidencia que hay que reconocer, los griegos no somos capaces de regentar una gran empresa como la del transporte público en la capital, ni tantas otras cosas. Los empleados públicos no tienen ningún interés en su trabajo. La productividad del funcionario del Estado es nula".
Grecia recuperó el rito democrático en 1974 tras los siete años de dictadura de los coroneles, pero desde mucho antes la democracia griega era ya un perfecto corro de intereses y de familias sabrosamente conectadas. Mitsotakis dice que jamás se ha intentado, como ahora bajo su dirección, romper en Grecia el círculo vicioso de una corrupción atmosférica, natural como el aire que, pese a la contaminación, se respira. "Todos los países europeos han pasado por un período parecido al que nosotros vivimos. Sólo que en nuestro caso hemos perdido 10 años de Gobierno socialista para modernizar la Administración. Y encima tenemos que hacerlo en una coyuntura mucho más complicada, con una crisis económica, y la inestabilidad en el Golfo como vecina. Pero modernizar es una cuestión de vida o muerte. Estamos decididos a marchar con nuestros vecinos en la unificación de Europa. No tenemos otra opción". En ese discurso figura siempre, por añadidura, una cierta idea de España, ese oscuro objeto del deseo. "Pese a que Grecia entró en la Comunidad mucho antes que España, no habíamos comenzado hasta ahora a explotar las oportunidades que se nos ofrecían. Grecia no supo adaptarse a los nuevos datos creados por su entrada en el mercado europeo. Lo que se hizo fue seguir el camino contrario al de España y Portugal".
El primer ministro habla, con sorna en cuarto creciente, de los delirios tercermundistas de Papandreu, "el hombre que se oponía a la permanencia en la OTAN, a la creación del gran mercado económico y a la unificación política en la CE". Grecia se sigue considerando, sin embargo "la interlocutora privilegiada del mundo árabe, pese a la guerra del Golfo "porque nuestras relaciones, que son de carácter histórico, no dependen de una situación coyuntural". De otro lado, la victoria occidental en el conflicto con Irak es importante para el futuro de la zona porque "ha sido la del derecho contra la ilegalidad y la arbitrariedad, y no la de Occidente sobre los árabes. Y ellos lo han comprendido así. El hecho de que prevaleciera el respeto a las leyes del derecho internacional redundará a la postre en beneficio de la causa árabe, y dará nuevas perspectivas de desarrollo en la región". Mitsotakis, tan satisfecho del mundo circundante y tan pesaroso de lo inmediato, está persuadido de que su partido "es el partido de Europa, el de los los que siempre hemos defendido la integración, al revés que la izquierda que se ausentó del Parlamento el día en que se ratificó el ingreso en la CE".
Inventora de Europa
Y esa vuelta de quien se considera a sí misma la inventora de Europa parece que lleva consigo criterios bastante estrictos respecto a futuras compañías. El primer ministro no es partidario de estructuras de seguridad puramente mediterráneas "porque ello obligaría a contar para crearlas con países no europeos. Europa está limitada por el sur por el propio Mediterráneo, y cualquier desbordamiento en el entendimiento de esos límites no haría sino debilitar sus propias instituciones y su cohesión histórica". De la misma forma, una defensa común europea "deberá apoyarse y ser reforzada por los Estados Unidos, en un marco de relaciones militares estrechas que se complementarán entre sí".
Esa construcción europea a la que llaman a la puerta la vecina Turquía, e incluso el desbordante Magreb, es un asunto en el que la Grecia de Mitsotakis se apunta decididamente a todo tipo de reservas en el derecho de admisión: "Grecia no es contraria a la ampliación de la CE a países de similares características históricas y culturales. Pero mientras no se den estas condiciones, habrá que respetar la exigencia de una adhesión a los principios que rigen el orden moral de nuestro Continente".
Turquía, 'ad calendas graecas'
Grecia, como todos las grandes naciones históricas, tiene una mitología de sí misma que, en su caso, se instala en una gigantesca reserva mental: sus tres siglos de historia como parte del imperio otomano. Y esa necesidad de definirse por fuera del gran espacio político del oriente levantino se complica, por añadidura, desde 1974 con la crisis de Chipre. *Ankara ocupa militarmente desde esa fecha un 40% de la isla mediterránea, donde ha instalado un Estado turcochipriota en desaflo de la mayoría griega de la isla. Cualquier tentativa turca de aproximación a la Comunidad tropieza con el veto griego que, como afirma el primer ministro Mitsotakis, sólo podría levantarse con un arreglo sobre la reunificación de Chipre. "No veo posible por ahora el ingreso de Turquía en la Comunidad. Para nosotros Chipre es una cuestión de principio. Pero si llegáramos un día a una solución satisfactoria del problema, pediríamos inmediatamente que Chipre y Turquía entraran en la CE. Como vecinos de Ankara tenemos el mayor interés en que Turquía se oriente hacia Europa. Todo menos que pudiera caer un día bajo la influencia política del islam".
Constantino Mitosotakis, el cretense más famoso desde los tiempos de Alexls Zorba, es muy consciente, deferencias aparte, de que si un día Grecia depusiera su actitud de oposición al ingreso de Turquía en la Comunidad Europea, de inmediato surgirían muy variados candidatos para demorar cualquier decisión, lógicamente, ad calendas graecas" .
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