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El presidente yugoslavo dimite y advierte del peligro de guerra civil

HERMANN TERTSCH ENVIADO ESPECIAL El presidente de Yugoslavia, Borisav Jovic, un comunista de 63 años, presentó anoche su dimisión en un mensaje radiotelevisado y advirtió del peligro de guerra civil. La presidencia colectiva, en la que están representadas las seis repúblicas, rechazó previamente una propuesta del Ejército para imponer el estado de excepción tras la ola de protestas anticomunistas en Serbia. El vicepresidente croata, Stipe Mesic, ejerce interinamente de número uno.

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La senda hacia el golpe militar

Todos los órganos constitucionales intentaban de madrugada buscar fórmulas para conjurar una aparentemente inevitable intervención militar. El vicepresidente Mesic convocó una reunión de urgencia para tratar de llenar el vacío producido tras el anuncio por los militares de que están dispuestos a recurrir a medidas de excepción y la dimisión de Jovic.El Gobierno de Croacia, al que representa Mesic en la presidencia yugoslava, ha anunciado que se opondrá a cualquier intervención armada que quiera imponer medidas extraordinarias en el país, "que son equivalentes a una dictadura militar".

A medianoche se inició una reunión de los Gobiernos yugoslavo y croata. Croacia, que teme ser el principal objetivo del temido golpe, ha comenzado a formar comités de defensa popular para "proteger la soberanía y la integridad territorial". Pasa a la página 2

Croacia forma comités de defensa populares

Viene de la primera páginaTras el rechazo por parte de la presidencia colectiva de las propuestas de intervención hechas por el ejército en una reunión concluida a última hora de la tarde de ayer, los acontecimientos se precipitaron. Fuentes de Zagreb consultada telefónicamente consideraban que estaba en marcha el temido "golpe militar" para acabar con las protestas anticomunistas en Serbia y los procesos secesionistas en Eslovenia y Croacia.

Para hoy está convocada en Belgrado una manifestación en defensa de Yugoslavia y contra la "violencia sangrienta y fascista", que puede convertirse en el elemento catalizador para que el ejército intente legitimar su intervención.

El vicepresidente del Estado, el croata Stipe Mesic, de 56 años, a quien por turno le correspondería asumir la presidencia yugoslava en el próximo mayo, es uno de los políticos mas odiados por las fuerzas armadas. Mesic declaró anoche que aceptaba la presidencia que constitucionalmente le corresponde. Nadie sabía ya a esa hora si el cargo existía aún.

Jovic, el presidente dimitido, asumió el cargo en mayo de 1990. De acuerdo con la Constitución yugoslava, el vicepresidente asume las tareas como presidente en funciones por el período restante, hasta convertirse formalmente en presidente de esta federación interétnica de seis repúblicas.

La lucha de sucesión

De no aceptar el vicepresidente el cargo, la Constitución indica que es el presidente de la República representada por el dimisionario quien asume el cargo. El hecho de que éste sea precisamente el presidente serbio, Slobodan Milosevic, explica la urgencia de Mesic en anunciar que asume la responsabilidad.

La dimisión del jefe del Estado se produjo tras acusar ante las cámaras de televisión a algunas repúblicas yugoslavas de "dirigir al país a la guerra civil y la desintegración del Estado", y al Gobierno federal yugoslavo de haber realizado una catastrófica gestión'

Una hora antes, un comunicado del Estado Mayor del Ejército anunciaba decisiones y medidas del mando militar, dada la situación creada por el rechazo de la presidencia colectica a las "medidas adecuadas contra la guerra civil" propuestas por las Fuerzas Armadas.

El presidente del Consejo de la Presidencia Colectiva, el serbio Jovic, acusó a este órgano de "no tener confianza en las Fuerzas Armadas", y de dirigir al país, "con una política de hechos consumados, a una fase crítica de desintegración, sistemáticamente realizada por fuerzas separatistas, ignorando el orden constitacional y los derechos humanos y nacionales de los demás".

En los mismos términos que el comunicado del Estado Mayor, Jovic presentó un panorama apocalíptico y calificó de máximo responsable al Gobierno federal de Ante Markovic, que ha realizado las reformas hacia la economía de mercado hasta donde las luchas entre repúblicas y la política comunista conservadora de Serbia le han dejado.

El Gobierno de Markovic se ha declarado insistentemente en contra de medidas de emergencia por parte de las Fuerzas Armadas.

Los Gobiernos de Yugoslavia y Croacia estaban reunidos anoche, y en la república croata se crearon comités de defensa populares en todos los municipios y consejos. Los Gobiernos de Eslovenia y Croacia han declarado que, en el caso de una intervención militar en su territorio, llamarán a la defensa popular armada.

El presidente del Parlamento serbio, Slobodan Unkovic, pidió ayer la desconvocatoria de las manifestaciones previstas para el día 20 de marzo en demanda de la dimisión del Gobierno serbio. Anoche, la mayoría de los observadores estaban convencidos de que la dimisión de Jovic y el comunicado militar aseguraban que el momento de mayor dramatismo había llegado.

Los Gobiernos federales y republicanos buscaban esta madrugada fórmulas para evitar una intervención que puede convertirse en un baño de sangre, teniendo en cuenta los odios étnicos y diferencias ideológicas que confluyen en la crisis yugoslava.

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