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La CE ya tiene un triunvirato

La ferviente conversión de Londres al europeísmo, protagonizada el lunes en Bonn por el nuevo primer ministro británico John Major, y el coincidente llamamiento desde París a una cumbre extraordinaria de los Doce, propuesta para el próximo 5 de abril, para analizar, las lecciones de lo sucedido en los siete meses en que el conflicto del Golfo ha paralizado el proceso de unificación europea.

Éstas son las primeras señales de que las tres grandes potencias europeas occidentales se disponen a llevar a cabo un rediseño de la Europa del segundo milenio, con criterios más pragmáticos que los que propicia el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.Major acabó el lunes con la imagen de aguafiestas comunitario que su predecesora en el cargo, Margaret Thatcher, había endosado al Reino Unido, especialmente desde aquella famosa Declaración de Brujas contra la unificación europea. En el discurso que pronunció al final de la cumbre germano-británica en la Fundación Konrad Adenauer -el cuartel general y centro de estudios democristiano-, Major quiso dejar muy claras sus intenciones: "Quiero que nosotros (el Reino Unido) estemos donde pertenecemos , en el mismo corazón de Europa. Trabajando con nuestros socios en la construcción del futuro. Ésta es una empresa que emprendemos con entusiasmo".

Se trataba primero de disipar las dudas que pudiera haber sobre un cierto antigermanismo visceral. "Déjenme que empiece con una confesión", dijo el prirner ministro británico a una au diencia de jóvenes conservadores alemanes, "mi edad; tengo 47 años, así que pertenezco a una generación que creció después la II Guerra Mundial". Major quería dejar así claro que es el primer mandatario británico cuya imagen de Alemania es la de la sólida y pacífica RFA, y no la del delirio nazi.

Major hizo evidente el des.ahucio final del plan Delors para la unión monetaria europea. Perdido el apoyo de Alemanía, los cortos y exhaustivos plazos exigidos por el hombre de Bruselas van a perder la carrera contra un proceso gradual que sólo alcanzará la moneda única cuando ésta caiga por su propio peso.

Un largo camino

"Déjenme que les explique la agenda británica", dijo Major. "Primero, la estabilidad de los precios debe ser el objetivo primordial de la política monetaria. Que sea o no apropiado usar la rnisma moneda es algo en lo que siempre podremos ponernos de acuerdo. ( ... ) En segundo lugar, la unión económica y monetaria debe estar basada en el mercado libre y abierto. Tenemos todavía un largo camino que recorrer hasta poder proclamar que Europa está abierta a este tipo de situación financiera".Sólo falta saber cuál es la reacción de París a esta floreciente, amistad germano-británica, que se resume en la expresión del canciller Helmut Kohl asegurando que su relación con Major es "inusualmente amistosa".

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Tanto Major como Kohl insistieron repetidas veces en que no trataban de crear un eje Londres-Bonn para sustituir el eje París-Bonn. La Europa del futuro, dijeron, ha de estar basada en el entendimiento entre Francia, el Reino Unido y Alemania. En el Elíseo todavía no han dicho la última palabra. Tampoco Madrid, que en Bruselas lleva a todos de cabeza con su campaña para aumentar los fondos estructurales de la Comunidad, ha dicho aún nada, si bien fue el ministro de Hacienda español, Carlos Solchaga, quien primero adelantó el plan del ecu duro, que ahora se ha convertido en la niña de todos los ojos.

España, se dice en Bonn, podría convertirse en la cabeza más activa de quienes pedirían que este nuevo eje rico aceptara obligaciones financieras con respecto a la Europa menos rica.

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