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FALLAS DE VALENCIA

Jugársela en el último minuto

Alberto Martínez se la jugó en el último minuto, y en el último minuto sufrió la cogida. Tremenda cogida -de consecuencias que no son nada, al lado de su espectacularidad-, con gran voltereta, campaneo entre las astas y dos derrotes al vuelo. de esos que sólo tiran los toros de casta. El sexto toro tenía casta y ahí le dolía. Los toreros ya no están acostumbrados a torear toros de casta. Morenito de Maracay tuvo otro toro así, en el turno anterior, también sufrió un trompicón, pasó muchos apuros cuando el toro correspondía con violencia a sus afanosas demostraciones de toreo errático, y si luego le dieron una oreja, fue lo mismo que si juega a la tómbola y le toca la máquina de coser.Alberto Martínez no acertaba a torear al sexto toro de casta, le acometía tan fiero que prefería no tenerlo cerca y optó por retirarse a tablas para pedir el estoque de verdad. Pero no podía claudicar. Un torero no puede irse de vacío en tarde de alternativa, y cuando volvió a la cara del toro tenía tomada la decisión de jugarse el todo por el todo. Por lo menos intentarlo, fill. El padre del torero, que es empleado de la plaza, estaba presente. El fill brindó al pare el toro de la alternativa y esa fue una escena muy emotiva. Se fundieron en un largo abrazo hasta hubo lágrimas. El público les observaba conmovido. Alberto Martínez no estuvo bien en ese toro de la alternativa. Trasteó de tanteo con finura, cuajó una buena tanda de redondos y, a partir de ahí, ya no volvió a encontrar ni el sitio de citar ni el temple de conducir la embestida noble.

Pizarral / Campuzano, Morenito, Martínez

Tres toros de El Pizarral de Casatejada, escasos de presencia, excepto 1º, flojos, manejables; tres últimos de Santamaría hermanos, bien presentados, con genio y 6º con poder. Todos bien puestos de cabeza. José Antonio Campuzano: pinchazo hondo trasero ladeado y media trasera ladeada (silencio): pinchazo y espadazo tendido muy trasero y bajísimo (silencio); media y descabello (silencio). Morenito de Maracay: media ladeada (aplausos y saludos) estocada corta (oreja). Alberto Martínez, que tomó la alternativa: estocada corta atravesada traserísima y descabello (escasa petición y vuelta al ruedo). Cogido por el 6º, sufre contusiones en muslo, axila y, tórax, pendientes de examen radiológico de pronóstico reservado.Plaza de Valencia, 9 de marzo. Primera corrida fallera. Más de media entrada.

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Los toros flacos

Quedaba la otra oportunidad, la última de la tarde y acaso la última de su carrera profesional. Cuando volvió a la cara del toro empuñando el estoque de verdad, hizo ostentosa manifestación de arrojo, se descaró en el cite, aguantó muy valerosamente tres embestidas que fueron otros tantos vendavales. A la cuarta, el toro le enganchó, le camapaneó, tiró par de terribles derrotes al vuelo, y si no hicieron carne, debió ser porque estaba al quite la Mare de Deu dels Desamparats.

Toros con pitones

Hubo luego muchas zozobras en el ruedo y gran desconcierto. El peón Rafael Torres cayó en la cara del toro y también le hizo el quite la Mare de Deu, que no conoce favoritismos. Los toreros estaban nerviosos. Toros de casta y con pitones constituían la gran novedad de esta función inaugural. No todos tenían casta, mas pitones sí, circunstancia que no se daba acá (ni allá) desde muchas ferias atrás. José Antonio Campuzano sacó algunos pases con buen oficio al inválido segundo toro y macheteó al dificultoso cuarto sin otros miramientos. Morenito trapaceó a su aire al tercero, también inválido, y al quinto -el de la casta- le prendió temerariamente dos pares al quiebro, pegado a tablas, de donde le hubo de sacar incólume la Mare de Deu (en tarde de trabajo a destajo) o no se explica. Después aplicó el astroso muletear que antes se indicaba, y el público, ya partidario desde los quiebros angustiosos, acabó regalándole la oreja, apéndice de valor fluctuante, según los contratos que tenga el torero y los precios del mercado. Unas veces la oreja vale más que una máquina de coser, otras menos. Pero eso no se suele saber el momento. Lo que le ha de valer esa oreja a Morenito sólo lo saben su apoderado y Dios.

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