"La recesión en EE UU es el legado de Reagan", según Galbraith
"La recesión que aqueja a Estados Unidos y al Reino Unido es el legado de los 10 años de política económica practicada por Reagan y Thatcher", declaró ayer en Madrid el profesor de Economía John Kenneth Galbraith durante una conferencia organizada por la Universidad Complutense. La desenfrenada especulación financiera e inmobiliaria, el control de la inflación mediante los tipos de interés y la nula visión a largo plazo de la política económica son para Galbraith los grandes males de la economía estadounidense.
El impacto positivo del final de la Guerra en la confianza de los consumidores y en las industrias más afectadas por la crisis: turismo, aérea y del automóvil, no es para Galbraith, motivo de optimismo. "Esta recuperación llega en momentos de mucha debilidad económica y no resolverá los diez años de expansión de unos pocos ya bien situados y el deterioro de los menos beneficiados", afirmó Galbraith.Destacó que es necesario eliminar la idea de que las guerras son la única solución para resolver los problemas económicos. Contrario a la intervención militar en Irak y partidario de la prolongación de las sanciones económicas, Galbraith cree que lo único positivo de "esta Guerra tan corta" es que ha permitido concienciar a Occidente de los errores cometidos la década pasada al haber agudizado los síntomas recesivos de las economías. Confía en que ello "propiciará una visión económica más a largo plazo, una contención de la especulación y mayor apoyo a la inversión pública para mantener el crecimiento en el futuro".
Los grandes déficits presupuestario y comercial contraídos durante la década de los ochenta han sido los que han permitido el crecimiento de la economía estadounidense, según Galbraith. El profesor considera que los altos tipos interés impuestos para contener la inflación y atraer capital extranjero han arruinado la inversión en la industria y favorecido sólo a los más ricos de la comunidad, "a aquéllos con dinero para prestar".
Galbraith criticó la fiebre especuladora de los sectores financieros e inmobiliarios provocada por los años de incondicional apoyo al no intervencionismo del Estado. Con respecto a España aseguró que se ha visto inmersa los últimos anos en "una explosión de bienestar".
A lo largo de la conferencia repitió su rechazo al uso preferente de la política monetaria como instrumento casi exclusivo para regular la actividad económica por parte del Gobierno estadounidense y algunos occidentales, entre ellos España. Mostró también su preocupación por la pérdida de: competitividad de las exportaciones de EE UU y lo atribuyó a la desviación de capital y de ingenieros a la industria militar.
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