Soñar en Egipto
Creí que Mubarak, el presidente de Egipto, tenía otra opinión sobre la guerra del Golfo. Supuse que estaba con Irak y no con Kuwait; que apoyaba a Irak, y no aEE UU. Veía al presidente Mubarak con los miembros del Parlamento, que aplaudían cada vez que mencionaba a la resistencia iraquí o a Sadam Husein.
Le oí hablar de las pruebas de la corrupción del Gobierno de Kuwait, de la injusticia de sus ciudadanos hacia los iraquíes que protegen todo lo árabe y el islam. Soñaba al oírle anunciar que el mundo entero no va a pedir nada a la nación árabe, y que Irak y nosotros estamos en el mismo barco, vivimos juntos o morimos todos. ( ... ) Vi en mi imaginación que en nuestro país se puede estar a favor o en contra de todo lo que se quiera, con una sola condición: que se esté con el presidente Mubarak. Me rebelé al darme cuenta de que el desacuerdo con la opinión de Mubarak es una traición, y la oposición a la presencia norteamericana, un acto de mal gusto.
Incluso el acto de reflexionar en una dirección contraria al Gobierno se considera espionaje, y las personas, en nuestro país, no son tenidas en cuenta por sus conocimientos, sino al contrario, por el número de veces que han levantado sus manos en signo de aprobación. ( ... ) Desde Nasser y Sadat hasta Mubarak, nada ha cambiado. Imaginé aún que se comenzaba a establecer la democracia, pero me, desperté con la voz amarga de la verdad.
5 de rnarzo