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Rodríguez Colorado alega "motivos de trabajo" para no acudir a un juicio por torturas

El director general de la Policía, José María Rodríguez Colorado, envió ayer un oficio al tribunal que juzga las presuntas torturas a un joven de Parla en el que anunciaba que no podía comparecer como testigo "por razones de trabajo". En la sesión de ayer los abogados de la acusación se quejaron de que en el interior de la sala había personas armadas.Jaime Sanz de Bremond, acusador particular en nombre del presunto torturado Manuel Rafael Gómez, y Fernando Salas, representante de la acción popular, protestaron ante el tribunal por la anunciada incomparecencia del director general de la Policía: "Rodríguez Colorado fue la autoridad que ordenó la apertura de la investigación y realizó declaraciones a los medios de comunicación. Su trabajo es tan respetable como el de cualquiera de los demás testigos que han venido aquí y las leyes no le eximen de venir a declarar", dijo Sanz de Bremond. "No podemos renunciar a un testigo tan importante". añadió Fernando Salas.

Ante las reticencias del abogado de los policías procesados, el abogado del Estado y el ministerio fiscal que consideran "innecesaria" la presencia de Rodríguez Colorado, el tribunal anunció que deliberará y comunicará lo que resuelva sobre la cuestión.

Sanz de Bremond también pidió al tribunal que se diese cuenta a la autoridad competente de la existencia de personas armadas dentro de la sala "para que estos hechos no vuelvan a repetirse". Previamente dos personas, funcionarios de Policía al parecer, habían abandonado el tribunal. Según dijeron posteriormente los abogados de la acusación, uno de los policías procesados, Manuel García Mancha, llevaba su arma mientras estaba sentado en el banquillo durante la sesión matinal.

Una herida en el labio

Ayer declaró el médico titular de Parla, Pedro Peñas, a quien la Policía de la localidad llevaba los detenidos a reconocimiento. Este facultativo dijo que el presunto torturado Manuel Rafael Gómez sólo presentaba una pequeña herida en el labio superior cuando le examinó. El médico negó que pudiera existir rotura de bazo, porque el detenido "en aquel momento no tenía síntomas de dolor agudo".

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