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La Comunidad obtiene suelo en Rivas para 3.300 viviendas

El agujero negro urbanístico de Rivas-Vaciamadrid, donde las tensiones especulativas bloqueban el desarrollo de la localidad y amenazaban el Parque Regional del Sureste, se ha disipado con el pacto suscrito ayer entre la Comunidad, el Ayuntamiento de Rivas y los propietarios de terrenos. Éstos podrán edificar hasta 4.450 chalés en las inmediaciones de los bloques de la urbanización Pablo Iglesias y otros 310 pisos de precio tasado. A cambio, deberán ceder un total de 605 hectáreas a la Comunidad, lo que supone más del 42% del suelo.La Consejería de Política Territorial proyecta construir 3.300 viviendas de protección oficial en parte del suelo obtenido, así como un área empresarial y de servicios públicos. Más de la mitad del lote recibido, unas 365 hectáreas, pasarán a engrosar la superfice del Parque Regional del Sureste. El Ayuntamiento de Rivas obtendrá una parcela para 840 pisos protegidos.

"No estamos resolviendo un problema, sino que estamos apostando por un modelo voluntariamente deseado". De esta forma definió Eduardo Mangada, consejero de Política Territorial, el convenio urbanístico de Rivas-Vaciamadrid, informa Isabel Fernández.

El desarrollo de Rivas tendrá tres ejes, según Mangada. El primero supone la creación de una ciudad que unifique los dos núcleos existentes, el casco antiguo y las urbanizaciones, mediante una malla de viviendas y actividades industriales, comerciales e institucionales. De otro lado, la integración de la zona en las infraestructuras de transporte tras la construcción de la M-50. El tercer eje se apoya en la actuación a lo largo del río Jarama del parque regional.

"Este proyecto se contrapone al modelo de desarrollo expuesto en el avance del plan general de Madrid del Gobierno de centroderecha, que se basa en la extensión como mancha de aceite del núcleo central, trasladando sus problemas a otras zonas", precisó Mangada.

Sin embargo, los proyectos urbanísticos de Rivas se han visto paralizados hasta ahora por la oposición de los propietarios de los terrenos, que controlan la mayor parte del espacio comprendido entre el lírnite con el término municipal de Madrid y el casco urbano del pueblo.

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