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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Lo que gana y pierde el presidente iraquí

Antonio Caño

En una hora trascendental de la guerra en el Golfo, el presidente iraquí, Sadam Husein, ha tenido que valorar los pros y los contras de la aceptación del plan de paz soviético con el fin de ganar la batalla política en el Único terreno en el que le interesa hacerlo, el del mundo árabe.Conforme a lo que se conoce de las propuestas del presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, si la guerra acaba hoy mismo Sadam podría obtener:

- Asegurar buena parte de su poder militar, el más grande que jamás haya sido alcanzado por ninguna otra nación árabe y el único capaz de hacer sombra a Israel.

- Garantizar su propia permanencia en el poder, robustecido, tal vez, por su liderazgo en una buena parte del mundo árabe.

Más información
Sadam acepta el plan de paz de Gorbachov

- Crear un consenso internacional de que es urgente e imprescindible dar una solución (un Estado) al problema palestino.

- Involucrar a la URSS en los problemas de Oriente Próximo e impedir que el nuevo orden en la región sea decidido exclusivamente por EE UU.

- Sembrar dudas sobre la legitimidad del régimen de Kuwait y su política petrolera.

- Reducir sensiblemente la credibilidad en el mundo árabe, y tal vez, en sus propios países, de los Gobiernos rivales de Irak: Siria, Arabia Saudí y Egipto.

- Confirmar la luna de miel con su principal enemigo, Irán.

La iniciativa de la URSS comporta también, teóricamente, algunos riesgos para Sadam, entre los que destacan:

- Incomprensión por parte de los ciudadanos y de los líderes árabes que han creído en su heroísmo.

- Peligro de protestas de los jefes, militares a los que se ha exigido un gran esfuerzo por una causa que no se defendió hasta el final.

- Incertidumbre de que, una vez retirado el Ejército iraquí de Kuwait, las contrapartidas se retrasen indefinidamente.

- El aislamiento político y diplomático de Irak si EE UU decide la reconciliación por la vía de la ayuda económica con los países que apoyaron a Sadam Husein.

- Resentimiento de los líderes islámicos que entregaron a Bagdad la bandera de la guerra santa.

- Desestabilización interna si el mundo occidental se vuelca en la ayuda a los múltiples opositores a Sadam.

La elección de Sadam es entre el martirio y la posibilidad de una pequeña victoria política con riesgos, sin satisfacer plenamente los objetivos que se propuso con la invasión.

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