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Cuando el sexo domina tu vida

Sexoadictos Anónimos ofrece ayuda en Londres a los 'enganchados' a la lujuria

Los sexoadictos son hombres y mujeres para los que el sexo es una droga. Parece muy excitante, pero a la larga la vida se convierte exclusivamente en la búsqueda desesperada de la próxima dosis. Las relaciones auténticas son imposibles, y las personas acaban convirtiéndose en meros objetos de la lujuria del sexoadicto. En Londres se ha abierto la primera sucursal de Sexoadictos Anónimos, una organización que en EE UU aplica los mismos principios de Alcohólicos Anónimos.

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LIZ HODGKINSON / CHRISTINE AZIZ, Robert es un sexoadicto. Según las normas de los grupos de anónimos no puede identificarse, pero su historia está lejos de ser inusual. "La adicción al sexo funciona exactamente igual que el alcoholismo y tiene varios niveles", dice. "Al principio encaja en tu vida y la controlas, pero alcanza un punto en que se escapa de tu control, no piensas en nada más y no puedes parar", explica. El problema es que la actividad sexual está tan incentivada en la sociedad que muchas personas no son conscientes de que sufren una enfermedad progresiva sobre la que tienen escaso control.Robert decidió acudir a uno de los grupos de Sexoadictos Anónimos cuando vivía en Estados Unidos. "Estaba absolutamente paralizado por el miedo, pero no quería etiquetarme a mí mismo como tal y quería verme como una persona. normal con una sexualidad fuerte".

Igual que en el tratamiento de los alcohólicos, Sexoadictos Anónimos enfatiza. la abstinencia, el dejar el hábito, y la organización advierte que los grupos no son un club social ni un lugar para aprender a disfrutar de la lujuria, sino un sitio para ayudar a personas que no pueden ya dejar de pensar en el sexo o de practicarlo. El objetivo ideal es el celibato para siempre, aunque los miembros reconocen que para muchos será imposible. Al menos durante el período de recuperación tiene que haber abstención, sin masturbación y sin alimentar el deseo con pornografía.

Según Mervin Glasser, de la clínica Portman de Londres, psiquiatra especialista en el tratamiento de desviaciones sexuales-, la organización Sexoadictos Anónimos puede ser eficaz para unas personas, pero no para otras. "Cuando alguien ha perdido el control de su conducta sexual se resiste a admitirlo", comenta Glasser. "Soy escéptico respecto a la posibilidad de curar efectivamente a personas con problemas sexuales en una asociación de autoayuda, pero ciertamente no hará daño a nadie".

Ambiente familiar

El psicólogo estadounidense Patrick Carnes divulgó por vez primera el concepto de adicción al sexo en su libro Fuera de las sombras. En un programa de recuperación de drogadictos y alcohólicos, Carnes detectó precondiciones para la adicción al sexo, y descubrió que la mayoría de quienes la padecían habían crecido en familias disfuncionales y muchos habían sufrido abusos sexuales, físicos o emocionales, en su niñez. Gran parte de ellos reconocían otra adicción, como el alcohol, las drogas o el juego en miembros de su familia.

Carnes determinó que la adicción al sexo seguía un ciclo de cuatro componentes -ritualiza ción, falta de control, vergüenza y desesperación- que refuerzan la baja autoestima.

Según explica Virginia Benton terapeuta y fundadora de la organización británica para la Recuperación de Niños de Familias Disfuncionales, el núcleo de las creen cias de una persona se moldea mediante los mensajes recibidos du rante la infancia. "Los mensajes familiares potentes sobre la valía del individuo, las relaciones, la se xualidad y las necesidades afectan a nuestra percepcion de la realidad. Los adictos se desarrollan creyendo que no valen nada, sin sentido de sí mismos y en la convicción de que el sexo es arnor".

Para Benton, la terapia individual no basta en el caso de un sexoadicto que intenta curarse. "No se puede afrontar el proceso de autonegación individualmente, porque es una función de autovergüenza. Sólo se puede llegar al subconsciente en un grupo de gente que sepa que la sexoadicción responde a un deseo de pertenencia, y que supone llamar a una puerta equivocada".

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