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Diputados en busca de un general

Críticos de UCD y dirigentes del PSOE barajaron un Gobierno con un militar ante al riesgo de un golpe duro

Dirigentes del sector crítico de UCD, así como un miembro de la ejecutiva del PSOE, Enrique Múgica, participaron en una serie de conversaciones celebradas en los meses previos al golpe de Estado del 23-F en las que se tanteó la posibilidad de un Gobierno de concentración presidido por un militar. Los primeros contactos se produjeron en el contexto de las operaciones para derribar a Adolfo Suárez. Los dirigentes socialistas que se plantearon esa posibilidad lo hicieron como antídoto de un golpe militar duro. Tras la dimisión de Suárez, personas vinculadas al sector crítico de UCD hicieron idéntica propuesta, entre otros, a Xabier Arzalluz, presidente del PNV, a comienzos de febrero de 1981, vísperas del viaje del Rey a Euskadi.

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"Adolfo Suárez había dimitido, y los dirigentes de UCD recababan apoyos para la investidura de Lepoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno", explica Arzalluz. "Me cité con Rodolfo Martín Villa, Pío Cabanillas, José Pedro Pérez LLorca y otros ministros en el palacio de Santa Cruz. La reunión terminó sin acuerdo, porque no aceptaban como contrapartida el compromiso de no impugnar determinadas resoluciones del Parlamento vasco"."Sabíamos de la crisis de UCD, naturalmente, y, pensando en la negociación", señala Xabier Arzalluz, "rne entrevisté al día siguiente en el hotel Palace, donde estaba hospedado, con dos representantes de las otras familias de UCD. Me contaron perrerías de Suárez, y uno de ellos me preguntó si el PNV estaría de acuerdo con un Gobierno de concentración presidido por un militar demócrata independiente o por un banquero. '¿Y por qué no un obispo?', le repliqué yo".

Fuentes consultadas por este periódico aseguran que este tipo de propuestas fue barajado en aquellas fechas por varios diputados del PSOE y del sector crítico de UCD. Entre éstos últimos sitúan a Miguel Herrero de Miñón, portavoz durante algún tiempo del Grupo Parlamentario Centrista y persona vinculada al grupo democristiano, cuyas divergencias con las posiciones de Adolfo Suárez y del aparato oficial de UCD eran bien notorias.

"Creo que podría jurar que yo no propuse tal cosa,", ha manifestado Miguel Herrero a este periódico.Operaciones socialistas

Dos méses antes, dirigentes del PSOE habían puesto en marcha dos operaciones políticas distintas. Ambas contaban con la caída de Adolfo Suárez, a través de una moción de censura en enero o febrero de 1981, y un pacto con un Yuerte grupo disidente' de la UCD, así como la abstención benevolente del PCE. En uno de esos esquemas se buscaba contar con la participación de un general de talante liberal. El nombre de Manuel Díez Alegría, ex jefe del Alto Estado Mayor, fue considerado desde el primer momento, pero abandonado por falta de "viabilidad" para los fines que el PSOE pretendía: conjurar el peligro de un golpe militar duro. También por eso, el PSOE seguía con enorme atención el proyecto cívico-militar, denominado Operación De Gaulle en algunos comentarios periodísticos, que se había organizado desde otros ámbitos no partidistas para llevar al poder a un militar. .El entonces secretario de relaciones políticas del PSOE, Enrique Múgica, sugirió al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y al, portavoz de los nacionalistas catalanes en el Congreso, Miquel Roca, la posibilidad de un Gobierno de concentración nacional cuya presidencia podría recaer en el general Alfonso Armada. Eso ocurrió en el transcurso de un almuerzo celebrado en la Casa dels Canonges, edificio colindante con el Palau de la Generalitat, en Barcelona. Enrique Múgica pidió a los dirigentes catalanistas que dejaran a los socialistas la iniciativa en la búsqueda de una salida a la crisis política española. La propuesta fue acogida con frialdal

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Miquel Roca ha declinado comentar la información en poder de EL PAÍS. No confirma los datos antes citados, aunque "tampoco los desmiento", afirma.

Unos días antes de ese almuerzo se había producido otro, mucho más conocido, entre los dirigentes socialistas Enrique Múgica y Joan Reventós y el general Alfonso Armada -en aquellas fechas jefe de la División de Montaña Urgel número 4 y gobernador militar de Lérida-, en casa del alcalde de Lérida, el también socialista Antoni Ciurana.

Múgica informó por escrito al secretario general del -PSOE, Felipe González. Este periódico se ha interesado por conocer tal documento. La oficina de prensa del PSOE ha transmitido, amablemente, una respuesta en el sentido de que dicha nota, "si es que fue puesta por escrito", no se conserva en los archivos del partido.

Existe constancia de que Múgica informó también, verbalmente, a sus compañeros de la ejecutiva del PSOE. Por lo menos un miembro de la ejecutiva socialista mostró su extrañeza por el hecho de que Múgica -no hubiera rechazado expresamente cualquier insinuación que pudiera significar un apoyo socialista al poder militar.Diez años después, el actual ministro de Justicia, Enrique Múgica, no ha contestado a los requerimientos de EL PAÍS para aclarar definitivamente estos hechos. A su vez, el ex general Alfonso Armada, que ha mantenido varias conversaciones informales con este periódico, se ha negado a cualquier declaración de carácter público.Moción de censuraEn cualquier caso, está sobradamente claro que las gestiones de miembros del PSOE se extendieron a personas de otras formaciones políticas. Por ejemplo, Julen Guimón, dirigente de UCD del País Vasco en aquella época, fue sondeado por un dirigente socialista, en repetid.as ocasiones, sobre una propuesta de Gobierno de coalición con los disidentes de UCD.Tal y como lo recuerdan algunos políticos, el problema en los contactos entre el PSOE y los críticos de UCD no era la caída de Adolfo Suárez, en la que todos estaban de acuerdo, sino determinar cuál de los dos sectores debía asumir la presidencia del nuevo Gobierno. La falta de acuerdo generó la idea de una personalidad independiente. El peligro de un golpe militar duro llevó a algunos a plantearse la conveniencia de que ese independiente fuera un general.

El entonces portavoz parlamentario de UCD, Miguel Herrero de Miñón, afirma no haber conocido la idea de un Gobierno presidido por un militar. Admite que, "entre el anuncio de dimisión de Adolfo Suárez, realizado a un grupo de personas del partido, y su dimisión efectiva", los críticos que él lideraba se plantearon la presentación de una moción de censura contra el todavía presidente del Gobierno.

Los autores de aquella operación interpretaron el anuncio de dimusión de Suárez como una maniobra que podía terminar en la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones, algo que no convenía a los propósitos de los adversarios de Suárez. La moción de censura pretendía "neutralizar esa posibilidad", según Miguel Herrero. No llegó a presentarse porque, en muy pocos días, Suárez confirmó su, voluntad auténtica de dimitir.

Miguel Herrero no recuerda que se barajaran otros candidatos a la presidencia que Alfonso Osorio -ex vicepresidente del Gobierno- en un hipotético gobierno de gestión con Coalición Democrática, y el empresario y vicepresidente de la CEOE, Carlos Pérez de Bricio.Frivolidad"Se habló de crear una coalición electoral con el PSOE", afirma Julen Guimón. -Incluso, de ampliar el número de escaños del Congreso hasta 400, el máximo permitido por la Constitución, para facilitar nuestra reelección. En línea con el plan, el diputado socialista que me sondeó, con la idea de un Gobierno fuerte para resolver el problema vasco, vendía la idea de colocar al general Armada en un lugar destacado del futuro Ejecutivo. Me di cuenta de la trascendencia de la operación más tarde. Era una operación técnicamente legal, y todos fuimos irresponsables o frívolos. Unos abonaron el terrero y otros hicieron la cosecha".

Manuel Fraga, por su parte, ha negado que la propuesta de un Gobierno con un militar fuera formulada a Alianza Popular, que entonces formaba parte de Coalición Democrática. Fraga subraya que muchos polítiicos actuaron con frivolidad, y añade el siguiente dato: él también fue invitado a comer con Armada, pero optó por no asistir. "No lo vi claro", manifiesta.

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