La sombra del 'Titánic' planea sobre las finanzas norteamericanas
Los préstamos de alto riesgo superan los siete billones de pesetas y amenazan a 180 entidades
Atrapados en su peor crisis desde la gran depresión de los años treinta, los bancos estadounidenses viven momentos históricos. Con la amenaza de la quiebra, la Administración de Bush ha prometido para este año quitar los corsés legales que les impiden establecerse en más de un Estado de la Unión y operar en el 25% del segmento financiero del país. Pero inmersos en plena recesión económica, escasos de reservas, arrastrando préstamos de alto riesgo por valor de 71.000 millones de dólares y muchos de ellos en números rojos, los grandes bancos tendrán que superar y tratar de sobrevivir este año crítico antes de poder saborear el potencial de la reforma propuesta por Bush "para llevar al sistema financiero norteamericano al siglo XXI".
La Administración de arreglar ahora el enorme castillo de naipes financiero en el que se encuentran buena parte de los 12.391 bancos de este país, cuyos préstamos de alto riesgo ascienden a 71.400 millones de dólares (7,1 billones de pesetas), un 15,3% más que el año anterior, cuando la economía no había llegado al actual ciclo recesionista. El organismo que con trola y asegura los depósitos de los impositores, la CorporaciónFederal de Seguro de Depósitos (FDIC), prevé que este año quiebren 180 bancos con unos activos de 70.000 millones de dólares (siete billones de pesetas).
El primer aviso que encendió todas las señales de alarma de la crisis bancaria llegó a comienzos de enero, cuando el Bank of New England, de Boston, anunció pérdidas de 450 millones de dólares para el último trimestre de 1990. El pánico cundió entre los clientes, que corrieron a retirar 1.000 millones de dólares en efectivo, y acabó con la intervención de la FDIC inyectando 750 millones de dólares para salvar a ese banco y a otros dos del holding. La intervención federal se calcula que costará 2.300 millones de dólares.
Entre los bancos tocados -y todos los están, en mayor o menor gravedad- figura el más ¡m portante de EE UU, el poderoso Citicorp-Citibank, que busca es tos días nuevos socios extranjeros (saudíes y kuwaitíes en el ex¡lio, son aparentemente los preferidos) que le ayuden a cubrir su deuda de 11.000 millones de dólares en préstamos de cobro dudoso. El Chemical Bank, que hace diez años obtenía el 50% de sus ingresos en el exterior (en buena parte, por sus préstamos en deuda latinoamericana) sólo obtiene ahora un 17%, y ha reducido de 30 a nueve el número de países donde opera. El Chase Manhattan, con casi un siglo de presencia en todo el mundo, se ha ido de 22 países de los 55 donde estaba instalado, entre ellos España.
Quiebra técnica
En el titanic financiero están prácticamente todos los bancos del país, entre ellos los siete de los diez grandes bancos de EEUU, que se ubican en Nueva York -Citibank, Chase Manhattan, Chemical, Manufactures Hannover y Bank of New York- que como medida de emergencia han reducido sus plantillas en un 10% en los últimos dos años, despidiendo a 20.000 empleados.
En un informe confidencial sobre la situación de los bancos comerciales, al que ha tenido acceso este periódico, se señala que el promedio de los préstamos de alto riesgo en los 50 bancos más importantes de EE UU era del 250% de su capital y recursos.
El informe señala que el Bank of New England, que acabó quebrando a comienzos de este año, tenía en diciembre de 1989 más del 670% de su capital y recursos en préstamos de alto riesgo. El Mannufactures Hanover más del 530%, el Citicorp más del 350%. Cifras que hablan de una situación de quiebra técnica para todos los grandes bancos del país. "Pero ninguno va a quebrar. En el peor de los escenarios, si alguno tuviera que cerrar, el Gobierno le ayudaría respondiendo siempre ante los depositarios", dice un portavoz del Departamento del Tesoro.
El diagnóstico sobre la gravedad de la crisis varía de unos observadores a otros. "La banca norteamericana es un enfermo muy grave, pero sobrevivirá" afirma Michael W. Hedges, vicepresidente de la financiera Merrill Lynch. "Si las autoridades monetarias les dan tiempo, ellos mismos se sanearán".
Sobre las medidas de la Administración Bush, Hedges pronostica que implicarán un proceso de fusiones. "En cuatro o cinco años quedarán ocho o diez grandes bancos, que estarán entre los primeros del mundo".
Ignacio Eguiluz, representante del BBV en Nueva York, cree que la reforma que permitirá que los bancos arnericanos operen en todo el país y puedan acceder al conjunto del mercado financiero ayudarán poderosamente al saneamiento de las enti,dades. Javier Serrado, director del Banco de Sabadell, entiende que la mejor medicina para la crisis es "que el mercado decida, pero la experiencia invita a que haya una mayore intervención de la Reserva Federal".
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