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SUECIA LLAMA A LA PUERTA DE BRUSELAS/ 2

Impuestos a la baja

La contrarreforma en el modelo sueco ha empezado por los impuestos. El Gobierno socialdemócrata ha encarado el problema de forma contundente y ha decidido un drástico recorte de los impuestos directos, que será compensado con la subida del IVA. La presión en la calle empezaba a ser insoportable. Los suecos estaban hartos de entregar al Estado más de la mitad de sus ingresos (en algunos casos el 75%) y habían optado por no trabajar más que lo indispensable. El sistema fiscal estaba agotado.El autor de la reforma, el ya dimitido ministro de Hacienda, Kjell Olof-Feldt, llegó a admitir hace algunos meses que el sistema sueco era "perverso" y que. había que emprender una nueva política sobre la base de incentivar a los ciudadanos, en lugar de desanimarles hacia el trabajo. Y esa es la filosofía de la reforma emprendida.

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Un modelo en apuros

Gunnar Lund, secretario de Estado de Hacienda, explicaba a EL PAÍS que "la reforma fiscal que hemos emprendido es realmente fuerte y tendrá que estar precedida por otra serie de reformas y ajustes. Una vez que esté implementada totalmente, el 85% de los ciudadanos pagarán tan sólo el 30% correspondiente a los impuestos locales y el 15% restante tendrá un tope máximo del 50%. El panorama cambia radicalmente".

En la misma línea, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Michael Soffiman, insiste en que "la reforma busca un aumento de la eficacia, pero en ningún caso se va renunciar al sistema redistributivo". Aunque algunos teóricos fiscales pongan en duda que la sustitución de impuestos directos por indirectos tenga efectos progresistas.

Además, cuando se produzca la integración efectiva de Suecia en la Comunidad Europea, el Gobierno de Estocolmo tendrá que reformar ampliamente su tributación indirecta, siguiendo las directrices que marque la Comisión respecto a la armonización fiscal. No se trata solamente del IVA, sino también, y sobre todo, de los impuestos especiales, en los que Suecia, como el resto de los países nórdicos, están muy por encima de la media comunitaria. La tributación sobre el alcohol y el tabaco alcanza en estos países altísimas cotas, dentro de una política de protección a la salud.

De cualquier forma, la opinión pública ha acogido con cierto entusiasmo la contrarreforma fiscal. Las nuevas generaciones parecen haber olvidado la doctrina del bienestar que hizo famoso a este país nórdico durante más de medio siglo. El liberalismo y la competencia han calado entre los jóvenes.

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