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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

El precio de ir ganando

Fisuras en la coalición por los daños a civiles y a la economía iraquí

El cabo del Cuerpo de Ingenieros Reales no dio muchos rodeos sentado en la caja de su camión y emparedado entre un montón de tomates enarenados y un cajón de manzanas turcas: "Quiero terminar con esto cuanto antes, pero cuanto más se los bombardee, menos quedarán para dispararnos", afirmó en su fuerte acento de Yorkshire. "Quiero que la guerra acabe para volver a casa. Pero esperaré si eso permite reducir las bajas". El cabo, de poco más de 20 años, con el rostro moreno por el frío sol del desierto, escucha gritar desde un camión saudí cargado de colchones: "Gran Bretaña, muy bueno...".

El cabo mira al camión con una sonrisa. "¿Ha observado una cosa extraña de Arabia Saudí?", pregunta. "¿Se ha dado cuenta de que cada maldito camión que pasa lleva colchones? ¿Para qué los usan?". No hubo respuesta para esta pregunta singular y su mamente precisa. La mitad de los camiones y furgonetas que vi mos pasar cargaban colchones por docenas, a través de la cerretera del desierto."Sadam no puede ganar; así que va a perder. Y si pierde antes de que tengamos que entrar en batalla desde tierra, mucho mejor". Es una pena que no sea así de simple. Uno de los problemas de esta ecuación afecta a los propios saudíes, a esas personas que por razones desconocidas transportan colchones por el desierto.

La primera impresión de cordialidad que se recibe al acercarse a los saudíes, dispuestos a decir en principio que lo de la guerra va muy bien, se trastroca rápidamente. La mayoría dirá que no va tan bien. Que las cosas no se desarrollan como esperaban. Sugieren que la guerra se ha extendido ya demasiado tiempo. "¿Es necesario tanto bombardeo?", pregunta un tendero a la puerta de su establecimiento.

Y aquí está, la clave de la cuestión. Cuando explico al ten dero que cuantas más bombas, menos bajas de la coalición, me oye, pero no me escucha. "Pero los puentes, la electricidad, el petróleo de Irak, la gente en los hospitales... ¿Por qué tienen que hacer esto los norteamericanos?", pregunta. Era educado, pero reflejaba dolor, y no estaba dispuesto a aceptar que el número de puentes derribados en el Éufrates pueda decidir las expectativas de vida del cabo británico para los próximos años.

Efectos secundarios

En un lenguaje diferente, esto es, sin duda, lo que ocupa la mente de los estrategas militares occidentales en Riad y lo que ha preocupado al general Colin Powell y al secretario de Defensa, Richard Cheney, durante su visita a Arabia Saudí. Para decirlo sin cortapisas, el continuado bombardeo de Irak, la creciente evidencia de las bajas civiles iraquíes y la interminable ostenta ción de la tecnología militar pun ta por parte de oficiales de los ejércitos estadounidense y británico durante las conferencias de prensa en Riad, tienen un efecto poco deseable sobre los civiles saudíes y de otras naciones árabes miembros de la coalición.

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El argumento perturbador de que Occidente está probando su arsenal sobre los árabes se está haciendo difícil de contradecir cuando los saudíes observan cada noche a los generales hablar con orgullo de cómo derrumbaron gigantescos puentes sobre el río que ha sido una de las cunas de la civilización con la más moderna tecnología que el dinero puede adquirir.

Según algunas versiones, el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, ha enviado un mensaje al presidente de EE UU, George Bush, subrayando el efecto de los bombardeos en los egipcios de a pie. La continuada destrucción de la infraestructura y del ejército iraquí está sometiendo a una gran tensión a la coalición occidental con los países árabes.

Para Bush, éste es un grave dilema. Cuantas más víctimas de la coalición se registren en una ofensiva terrestre, mayores serán las posibilidades de que la opinión pública se vuelque en contra de la guerra. Sadam Husein ha dicho esto con otras palabras en la entrevista con Peter Arnett, de la CNN. Por tanto, cuantas más bombas, menos bajas, y mayor será el apoyo de la opinión pública a la guerra.

¿Cómo hará la coalición para equilibrar estos hechos? La reacción árabe al incesante bombardeo de Irak puede ahora causar tantas fracturas a la coalición con los árabes como una participación israelí en la guerra. Esta es la ecuación real a la que están enfrentadas las fuerzas coligadas, y que subraya la sensibilidad sobre las bajas de guerra, y está en el trasfondo de la reticencia de la coalición a actualizar la lista de bajas accidentales de la guerra en su bando. Al menos 13 soldados han muerto de esta forma desde el inicio de la guerra. La mayoría, en accidentes de carretera, dos británicos y 11 estadounidenses, una cifra superior a las 11 bajas en combate.

Celo censor

La sensibilidad saudí queda reflejada en el celo de los censores. Los periódicos y revistas se distribuyen sin las páginas en las que se vuelcan críticas a la coalición, oportunamente arrancadas. The Guardian, Newsweek o Time son víctimas del procedimiento; The Independent está directamente prohibido. Cualquier artículo sobre la OLP, o sobre su irigente, Yasir Arafat, aunque sea critico, corre la misma suerte. También los artícul6s que recogen el sufrimiento humano a causa de los bombardeos de la coalición son ahora censurados, una señal clara del efecto que esas informaciones tienen aquí.

El cabo del Cuerpo de Ingenieros difícilmente pueda apreciar algo de todo esto. Comparte el deseo de una pronta derrota de Sadam, pero sus prioridades son algo distintas. La perspectiva, árabe se le presentaría tan misteriosa como los camiones cargados de colchones. Después de todo, ¿cómo se le podría persuadir de que la preservación de la coalición occidental con los países árabes puede tener que pagarse con un mayor derramamiento de sangre occidental?.

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