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Reportaje:

"Habrá escasez de recursos para todos"

El vicepresidente del Banco Mundial pide ajustes para recibir ayuda financiera

"Mi corazón está ahora al sur del Río Grande". Con esta evasiva, Shahid Husain, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina, intentó escapar a las preguntas sobre las perspectiva económicas de cualquier zona distinta a su actual responsabilidad y, en concreto, sobre los efectos de la guerra del Golfo Pérsico en las economías de la zona en conflicto.

Tras dedicar 28 de sus 58 años a las más diversas tareas dentro del Banco Mundial, la institución de Bretton Woods gemela del Fondo Monetario Internacional, este pakistaní advierte que la escasez de recursos financieros atenazará a todo el mundo, y en especial a los países que denominamos en vías de desarrollo, durante la década de los años 90.Como contrapunto para el optimismo, Husain recuerda que "cuando hay un programa de desarrollo factible, el Banco Mundial encuentra los recursos para que ese programa se lleve a cabo".

"La apertura de Europa del Este y la demanda de recursos financieros para la reconstrucción de esos países ya eran un motivo suficiente de preocupación para el reparto de recursos. A él se ha sumado la crisis y el conflicto del Golfo y la recesión en los Estados Unidos, aunque ésta última no será ni larga ni tampoco parece que vaya a ser grave. El resultado es que habrá escasez de recursos financieros para todos". El antídoto a esta enfermedad de "escasez de recursos financieros" que propone el vicepresidente del Banco Mundial es "la movilización de los recursos nacionales".

Latinoamérica

Tal diagnóstico de enfermedad y medicina son la génesis del "rayo de luz" que Shahid Husain asegura ver sobre las economías que ahora ocupan su corazón, pues, "tras la profunda crisis de los años 80, muchos países latinoamericanos están llevando a cabo las reformas necesarias que pueden llevarles a situaciones mucho más favorables".Con o sin reformas, el vicepresidente del Banco Mundial reconoce que los países de América Latina forman parte del grupo que más notará los efectos de la recesión en Estados Unidos, aunque, asegura, los mejor situados en la salida de la crisis están diversificando sus exportaciones para reducir la dependencia del amigo americano.

El vicepresidente del Banco Mundial -que pasó esta semana por Madrid para entrevistarse con Carlos Solchaga, ministro español de Economía y Hacienda- coloca a la cabeza de esa salida de la crisis a México y Chile, seguidos a distancia por Venezuela, Colombia, e incluso Honduras o Argentina.

El aplauso es, dentro de este grupo especialmente caluroso para los exportadores de petróleo pues, según destaca -en perfecto castellano- este antiguo alumno de la London School of Economics, "estos países han tenido la sabiduría de no gastar los recursos generados por el aumento del precio del petróleo tras el 2 de agosto". Una subida de precios que, además, "ha demostrado su utilidad con el inicio de la guerra". México, destaca Husain, "destinará esos ingresos extraordinarios a reducir su deuda externa".

Mientras, el último lugar del furgón de cola queda para Perú, "un país que ha puesto en marcha un programa muy duro y ahora necesita el respaldo externo para la rehabilitación de una economía casi destruida". La situación de Perú es "especialmente difícil por la conjunción de la violencia interna, la escasez de infraestructuras y la dificultad de convencer a la población de la seriedad del actual proyecto".

Esa tríada de problemas -violencia, aislamiento y escepticismo- acompaña a no pocos países, incluyendo más de uno de la zona ahora en conflicto bélico. Pero la gravedad de los problemas no es un motivo suficiente para ablandar el corazón del Banco Mundial y poner en marcha su colaboración.

Turquía y Egipto

"Hemos hecho esfuerzos para ayudar a los países más afectados por la crisis, como Turquía o Egipto", asegura Shahid Husain, para sentenciar a continuación que "con o sin esta ayuda, esos países necesitan además un programa de ajuste interno".La medicina (o el purgante) debe ir, en opinión del vicepresidente del Banco Mundial, por delante en cualquier momento, pero en especial "cuando nos enfrentamos a una escasez de recursos internacional". En un momento como éste "no es factible intentar combatir los problemas sólo tomando préstamos, pues el resultado puede ser el mantenimiento de esos problemas al coste de un aumento de la deuda externa lo que no solucionaría para nada la situación".

Esta intransigencia de partida intenta evitar la repetición de la crisis de la deuda que se ha vivido, y aún colea, en América Latina. Esta crisis que ahora ha quedado un tanto olvidada tiene por delante importantes pasos que dar hasta que se vea la luz. El primer paso para que las instituciones de Bretton Woods decidan apoyar los programas de desarrollo de un país es "la movilización de sus recursos internos", lo que significa que el primer y principal esfuerzo vendrá del propio país. El segundo, y no más fácil, es la puesta en marcha de programas que incluyan en su diseño las líneas maestras que el Banco Mundial, como el Fondo Monetario Internacional, califican de "factible".

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