José María Álvarez-Pallete: víctima de un terremoto accionarial del que nunca fue protagonista

José María Álvarez-Pallete ha tenido que lidiar con el terremoto accionarial que ha sufrido Telefónica en el último año y medio, y del que nunca ha sido protagonista. Se enteró por sorpresa de la irrupción del grupo saudí STC en septiembre de 2023 y tampoco tuvo conocimiento hasta poco antes de que se produjera la entrada en el capital de la SEPI en mayo de 2024. Su relevo, del que no supo nada hasta hace pocos días, lo ha aceptado sin conflictividad.

Llegó a la presidencia de Telefónica en abril de 2016, de la mano del ya fallecido César Alierta, quien fue siempre su mentor y le eligió primero para gobernar las finanzas del grupo y posteriormente como delfín para sustituirle en el cargo. Desde entonces ha sufrido el declive de un sector maduro como el de las telecomunicaciones, tanto en el plano del negocio como en el bursátil. Precisamente, este último aspecto es el que más quebraderos de cabeza le ha dado. Cuando llegó a la presidencia el 8 de abril de 2016 la acción cotizaba a 9,31 euros; el pasado viernes, cerró a 3,97 euros. Es decir, que durante su mandato la capitalización de la compañía ha caído un 57%. Para compensar esta depreciación, que ha afectado a todas las grandes telecos europeas, Álvarez-Pallete ha llevado a cabo una política generosa de dividendos y recompra de acciones pero no ha dejado del todo contento al accionista, en especial, a los fondos de inversión y a los minoritarios.

En el plano del negocio, tras el periodo de expansión protagonizado por su predecesor, César Alierta, quien afrontó compras masivas de compañías en el exterior (Vivo, Bell South y O2, entre otras), Álvarez-Pallete dio un giro en esa estrategia, con desinversiones en mercados no prioritarios, en la búsqueda de una mayor rentabilidad y la reducción de la abultada deuda, su mayor logro, ya que pasó de 53.116 millones de euros en 2016 a 28.748 millones a 30 de septiembre pasado.

Su plan pasaba por concentrar el interés en cuatro países estratégicos (España, Brasil, Alemania y Reino Unido), pero no ha logrado frenar la caída de ingresos que afecta al conjunto del sector, cuya facturación se ha desplomado en un tercio en la última década por la competencia de las nuevas compañías low cost y el empuje de las tecnológicas estadounidenses como Google o Facebook. No en vano, el directivo, actual presidente de la GSMA, la asociación mundial de operadoras móviles, no ha parado de quejarse del papel nocivo que juegan estas Big Tech, que ocupan masivamente las redes de telecomunicaciones con sus contenidos mientras que la inversión para construir esas infraestructuras (redes de 5G y fibra óptica) corre a cargo exclusivamente de las telecos.

Planes fallidos

Sus intentos de desinversión en Hispanoamérica, que agrupa filiales ruinosas como Venezuela o Colombia, han resultado fallidos (con excepciones como la venta de las filiales de Centroamérica). Tampoco logró atraer el interés de los inversores para participar en el negocio innovador agrupado en la filial Telefónica Tech. En su haber, y siguiendo el ejemplo del resto de telecos europeas, hay que apuntar la rentabilización de la red móvil, cuya venta millonaria a American Tower a través de Telxius supuso una importante inyección de fondos.

Desde que ocupara la presidencia del grupo, Álvarez-Pallete ha visto esfumarse el dominio de Telefónica en el mercado nacional año a año, con ingresos decrecientes y la pérdida de miles de abonados que se han pasado a otras compañías, especialmente las de bajo coste, como MásMóvil en su día y ahora Digi. De hecho, la fusión de Orange y MásMóvil para dar lugar a MasOrange le arrebató a Telefónica el primer puesto por número de clientes en España, aunque mantiene el liderazgo por ingresos.

Paralelamente, desde su llegada a la cúpula directiva, Pallete ha ejecutado fuertes ajustes de empleo en Telefónica España, con la salida de casi 15.000 trabajadores mediante tres planes de bajas voluntarias (Planes de Suspensión Individuales) y un expediente de regulación de empleo, cerrado con los sindicatos en 2024 para 3.421 trabajadores.

Tras abandonar la presidencia de Telefónica con una jugosa indemnización (23 millones de euros a los que se suman otros más de 12 millones de su plan de pensiones), Álvarez-Pallete seguirá al frente de la Fundación Telefónica, aunque su perfil siempre estará ligado a la que fuera en su día primera multinacional española por capitalización bursátil, hoy desplazada de ese puesto por Inditex y muy relegada por otras empresas del Ibex-35. “A Pallete le queda además el consuelo de haber podido celebrar en 2024 los actos del centenario de la operadora. “Una vez telefónico, siempre telefónico”, decía el propio Pallete en su despedida a través de la red X.

Álvarez-Pallete también se ha acordado de los empleados y en un mensaje abierto ha pedido apoyo para su sustituto en el cargo, tras expresar su “más profunda gratitud por el privilegio que ha supuesto ser parte de esta gran familia durante los últimos 25 años”. “Telefónica ha sido para mí mucho más que un lugar de trabajo. Ha sido mi casa y mi escuela. Aquí he conocido a los profesionales más brillantes y mejor preparados. Aquí he crecido junto a todos vosotros”, afirmó en su mensaje. “Juntos hemos sido capaces de transformar los desafíos en oportunidades, de convertir lo imposible en posible, de hacer de lo malo algo bueno, y de lo bueno, algo, si cabe, aún mejor. Habéis sido los verdaderos protagonistas”, comentó.

Un cuarto de siglo en Telefónica

José María Álvarez-Pallete López cumplió 61 años el pasado mes de diciembre y está casado y con tres hijos. El directivo ha estado ligado a Telefónica más de la mitad de su vida profesional en diferentes cargos desde 1999 y como consejero desde 2006. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y por la Universidad Libre de Bruselas, tras iniciar su carrera en varias empresas como Arthur Young y Cemex, se incorporó al grupo Telefónica en febrero de 1999 como director general de Finanzas de Telefónica Internacional, y en septiembre de ese mismo año pasó a ocupar el cargo de responsable de finanzas de todo el grupo.

A partir de esa fecha, comenzó a acumular distintos cargos en la compañía. En julio de 2002, fue nombrado presidente ejecutivo de Telefónica Internacional; en julio de 2006, se le designó director general de Telefónica Latinoamérica, cuya presidencia ocupó en marzo de 2009; en septiembre de 2011, fue nombrado presidente de Telefónica Europa. Su promoción definitiva ocurrió en septiembre de 2012, cuando fue nombrado consejero delegado del grupo Telefónica y desde entonces ejerció como mano derecha del presidente, César Alierta.

Tras la salida de Alierta, y a propuesta de este, fue nombrado presidente ejecutivo de Telefónica en abril de 2016. En febrero de 2022, asumió también la presidencia de la Fundación Telefónica, precisamente en sustitución de Alierta. Además, desde febrero de 2022, es presidente del Consejo de la GSMA, la asociación mundial de la industria de telefonía móvil y organizadora del Mobile World Congress (MWC) de Barcelona.