Los defraudadores que se regularicen con pagarés mantendrán el anonimato seis años

Los bancos serán el nexo de unión de las Haciendas central y forales (las tres diputaciones forales vascas y la Navarra) con los tenedores de dinero negro que opten por regularizar su situación con el fisco a través del nuevo activo, pues los nuevos títulos también serán al portador, es decir, respetarán el anonimato de los pagarés del Tesoro y forales. El nuevo activo de regularización fiscal tendrá el mismo valor nominal que los pagarés del Tesoro y se emitirá al descuento con un plazo de amortización de seis años.

Los contribuyentes que tengan dinero negro y opten por regularizar su situación con la transformación de pagarés (del Tesoro y forales) en el nuevo activo de regularización fiscal mantendrán el anonimato durante los seis años de vida del activo, pues éste se emtirá al portador.El anonimato, que convierte a los futuros activo de regularización fiscal en un nuevo (aunque temporal y sin salida) refugio del dinero negro, exige la colaboración de las entidades de crédito que actúen como intermediarías en la colocación, y recuperación después de seis años, de este dinero negro. Esta colaboración es imprescindible porque el canje de los pagarés (del Tesoro y Forales) se hará por cinco activos, en principio idénticos, que emitirán el Estado, el gobierno de Navarra y las diputaciones forales de Vízcaya, Guipuzcoa y Alava; cada uno para los contribuyentes de su competencia.

Los bancos, así, se convertirán en una especie de fedatarlos públicos que garantizarán qué parte del dinero negro en vía de regularización corresponde a cada una de las Haciendas con capacidad para recaudar impuestos. De esta forma Navarra, una comunidad autónoma que nunca ha emitido pagarés forales, se beneficiará de la captación de los fondos procedentes del dinero negro de sus contribuyentes a un tipo de interés muy bajo.

Los bancos tendrán que garantizar además que el nuevo activo no cambia de manos. Tras el transcurso de esos seis años, el propietario del nuevo activo perderá el anonimato y cobrará el interés implícito del mismo, ya que la emisión va a realizarse al descuento. Cada propietario de pagarés podrá adquirir, aproximadamente, el mismo número de activo de regularización fiscal que de títulos opacos ahora en su cartera ya que el nuevo activo tendrá el mismo valor nominal que los pagarés del Tesoro.

El problema es que los títulos ahora en el mercado tienen un momento distinto de amortización (según cuándo fueron emitidos) por lo que su valor teórico actual no es idéntico. Esta situación obligará a pequeños ajustes entre el valor de los pagarés de cada contribuyente en el momento del canje y el del nuevo activo.

Los nuevos títulos, al portador, con seis años de anonimato garantizado y con cupón cero, tendrán una rentabilidad sensiblemente inferior a la de los pagarés, que se sitúa en el 5,5%. El problema es definir cuál debe ser ese tipo de interés, pues las Haciendas forales y, en particular, la vizcaína y la guipuzcoana, defienden un tipo que incentive la afloración de fondos ocultos. La Administración central, mientras, considera que la regularización vía pagarés debe tener "un coste fiscal equivalente" a la que se realice por la presentación de una declaración complementaria.

Esta equivalencia lleva a un tipo inferior al 4%. El cálculo de ese tipo, aún no perfilado con detalle, pretende igualar lo que van a pagar quienes acudan a las declaraciones complementarias con lo que dejarán de ganar los que prefieran la vía de los pagarés; que además es más cómoda y alarga la actual garantía de anonimato. Por ejemplo, un contribuyente que aflore un millón (o 100 millones) de dinero negro que ha obtenido el último año y pague al tipo marginal (un 56%) tendrá poco más de un millón de pesetas (o de 100) dentro de seis años si reinvierte lo que le queda en activos legales y que paguen el 15% como tipo de interés.

El tipo final se discutirá los próximos días en la Comisión Mixta del Cupo, en la que participan las partes implicadas.