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Tribuna:GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO
Tribuna
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El papel de la URSS

El interés soviético por la zona de Oriente Próximo viene de lejos. De entre todas las potencias europeas con intereses en la zona en el siglo XIX, la Rusia zarista era la única que podría considerarse a sí misma como una potencia regional. Desde la revolución soviética de 1917 a la II Guerra Mundial, los intereses de la URSS en la zona se centraron en sus relaciones con Irán, Afganistán y Turquía. Pero, a mediados de los años cincuenta, la influencia soviética se extendió rápidamente por Oriente Próximo, e incluso, entre los años 1955 y 1973, la URSS fue considerada por Occidente como la potencia dominante en la región, con estrechas relaciones militares y de espionaje con todas las potencias árabes capaces de alterar el equilibrio geopolítico de la zona.El primer movimiento importante de los soviéticos en la geopolítica del mundo árabe se produjo en septiembre de 1955, con la firma del acuerdo checo para suministrar armas al régimen de Nasser en Egipto. Hasta entonces, su política en la región estaba dictada por la Internacional Comunista y los partidos comunistas locales, sin tener en cuenta las ambiciones y los nacionalismos árabes -de carácter antioccidental-, y a su vez contra toda imposición de una cultura o doctrina ajena al islam que estaban reavivando después de siglos de colonización extranjera. Y, como una de las prirneras naciones en reconocer al nuevo Estado de Israel en 1948, se atrajo, naturalmente, una gran hostilidad por parte de los países árabes que emergían, derrotados en urla guerra contra el Estado judío y con una gran población de refugiados.

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La decisión de Nasser de pedir la ayuda soviética para la construcción de la presa de Asuán y el apoyo político dado por Jruschov a Egipto en la crisis de Suez de 1956 hicieron de la URSS el aliado natural del mundo árabe contra un Israel apoyado por Occidente. Pero estaba claro que después de la humillación árabe de la Guerra de los Seis Días en 1967 y la distensión soviética con Estados Unidos en la década de los setenta, Breznev y Grorniko sacrificarían a los árabes por una mejor relación con los norteamericanos. Esto se confirmó en la guerra de octubre de 1973, en la que Kissinger visitó Moscú para discutir la situación en Oriente Próximo ante la inquietud de Sadat y de Assad. La lección aprendida de esta experiencia fue la expulsión de los soviéticos de Egipto y una progresiva pérdida de influencia en la región, que culminó con la invasíón de Af`ganistán de 1979, criticada de forma unánime por todo el mundo árabe.

Interés nacionalLa reacción del mundo árabe fue un duro golpe para los soviéticos, y durante los ochenta la URSS persiguió estrictamente su interés nacional en sus relaciones con la zona, que abarca los siguientes puntos:

1. Evitar un auge del fundamentalismo islámico que pudiera afectar a las repúblicas islámicas de la URSS.

2. Incrementar su presencia en la zona para conservar el equilibrio de poder y evitar que hubiera una superpotencia regional, ya fuera ésta Israel, Irán, Irak o Siria. De aquí su apoyo a Irak contra Irán pese a la matanza de comunistas iraquíes llevada a cabo por Sadam en abril de 1979. Y de aquí también su condena de la invasión de Kuwalt -que haría a Irak inaceptablemente fuerte- y su apoyo a la Sirla de Asad, a pesar de su ataque en junio de 1976 contra la OLP -que puso a la URSS en la insostenible situación de ver cómo un Estado cliente atacaba a un movimiento de liberación apoyado por Moscú-, pero era más importante contener a Israel que apoyar a la OLP.

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3. Evitar una presencia mifitar occidental permanente en la zona, sobre todo norteamericana, que pudiera consolidar la hegemonía política ya existente -ahora que Europa está siendo desmilitarizada, los soviéticos temen la transferencia del poder militar a su flanco sur-. De aquí su apoyo a una conferencia intern,acional que solucione los problemas regionales de la zona.

4. Evitar cualquier cambio de fronteras, lo cual crearía un precedente en su país que animaría a las repúblicas Bálticas, las del Cáucaso y de Asia Central a separarse de la URSS.

5. Evitar la total destrucción de su aliado, por las consecuencias económicas que tendría para futuras ventas soviéticas de materíal militar y para otros servicios tales como consejeros mililitar, espionaje y seguridad.

Para apoyar esta política, la URSS ha lanzado muchas ofensivas diplomáticas a través de sus enviados Belogonov y Primakov en busca de un alto el fuego. Primakov, asesor de Gorbachov para Oriente Próximo, fue el arquitecto del tratado de amistad soviético - iraquí de 1972 y supervisor del incremento militar del país en los setenta y los ochenta, además de ser consejero para el entrenamiento de los servicios secretos iraquíes con el KGB y la Stasi de la RDA.

La URSS también ha movilizado siete divisiones en bases próximas a la zona, incluidas dos unidades de paracaidistas, para recordar a los contendientes que es una potencia en Oriente Próximo, con un papel que jugar tras el conflicto. Finalmente, Gorbachov parece haber perdido la fe en las soluciones negociadas propias de un sistema de seguridad colectiva, tanto para los problemas internos como internacionales, y ha vuelto a la vieja creencia ruso-soviética en la fuerza bruta y el equilibrio de poder, ya que, para Gorbachov por lo menos, la idea de un nuevo orden mundial sólo fue un sueño que casi ha destrozado a su país.

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