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Moscú quiere recuperar el control de la información

Pilar Bonet

El diario Izvestia, uno de los medios de información soviéticos que se han distinguido por su apertura en los últimos años, puedse ser la próxima víctima de la campaña para recuperar el control de la información que el Kremlin lleva a cabo con éxito relativo en la televisión central. Isveztia es el órgano de los sóviets (consejos) de diputados populares de la URSS y su línea actual choca con el rumbo conservador del Sóviet Supremo.

El colectivo del diario, que vive un clima de constante tensión con el director, celebró el miércoles una asamblea para defender la permanencia en su puesto del subdirector, Ígor Golembiovski. De este periodista depende, según medios de la Redacción, la línea de apertura amenazada por el director, Nikolái Efimov, miembro del Comité Central del PCUS, que sustituyó a Iván Láptev, actual presidente de una de las cámaras del Sóviet Supremo.Golembiovski fue uno de los 30 firmantes de un contundente manifiesto publicado en la primera página de la revista Novedades de Moscú después de los sangrientos acontecimientos de Vilna. El manifiesto, que atacaba a Gorbachov de forma directa, se titulaba Delito de un régimen que no quiere abandonar el escenario.

Al parecer, la firma del documento por parte del subdirector de Izvestia ha tenido sus consecuencias. Anatoli Lukiánov, el presidente del Sóviet Supremo, ofreció esta semana a Golembiovski el puesto de corresponsal del periódico en España, informaron fuentes de la Redacción.

Al calor de los acontecimientos de Vilna, Mijaíl Gorbachov llegó a proponer que se congelara la Ley de Prensa, considerada una de las conquistas más importantes de la reforma que se conoció con el nombre de perestroika. El comité parlamentario de glasnost estudia medidas para asegurar la "objetividad" de la prensa. Uno de sus integrantes, el escritor Borís Nikolski, de Leningrado, manifestó que el Comité no tiene ninguna intención de restringir el marco de la Ley de Prensa. La televisión soviética es hoy un campo de batalla entre periodistas y censores, que se han hecho con las posiciones clave desde la llegada al organismo del actual director, Leonid Kravchenko.

Los telediarios nocturnos han vuelto a ser aburridos, oficialistas y claramente propagandísticos, como los que exlistían cuando Mijail Gorbachov llegó al poder. Sin embargo, el control oficial no es total. Tanto el programa Do i posle polunochi (Antes y después de medianoche), emitido en la televisión central, como el canal de Leningrado han conseguido pasar reportajes no censurados sobre la acción militar en Lituania.

Los materiales emitidos por el canal de Leningrado, que es sintonizado en Moscú, pertenecían al programa Vsgliad (La mirada), uno de los espacios más populares de la televisión, que fue sacrificado tras intentar pasar un reportaje sobre el cese del ministro de Exteriores Edvard Shevardnadze.

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La dirección de la Federación Rusa no ha conseguido hasta ahora que el Centro le facilite el segundo canal de la televisión central, tal como pretende. Los creciente conflicto S entre el Kremlin y la Casa Blanca (el noffibre acuñado para el Parlamento ruso) hace que los representantes rusos busquen con urgencia medios de comunicación propios.

Aparte de un par de diarios nuevos, que carecen aún de una personalidad fuerte, y una emisora -Radio Rossia-, que emite durante varias horas al día, la Federación Rusa no tiene órganos propios. "El 95% de los comités de radio y televisión regionales que existen en la URSS son dirigidos por los responsables de ideología del PCUS", manifestaba en Moscú Oleg Popizov, el director de la radiotelevisión rusa.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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