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Aforismos para una guerra

1. La razón de la fuerza desmiente categóricamente la fuerza de la razón. Es imposible querer tener razón cuando se pone a prueba esa razón con la lógica de la guerra. Esta lógica es absolutamente primaria: sólo soporta la dualidad de la victoria y la derrota.2. La otra cara de la razón, su desmentido, su sinrazón latente y su absurdo evidente, es el horror del sufrimiento y de la muerte. Por eso la censura militar e informativa, en esta guerra tan televisada, evita a toda costa que ese rostro verdadero de la guerra comparezca.

3. Ciertamente se quiere dar la impresión al mundo de que uno de los contendientes en esta guerra tiene razón. Pero ya es hora de que rompamos el hechizo de esta mágica palabra, criada para todos los servicios. Ya es hora de que descubramos que tras ella subyace la voluntad de poder y el alto precio de muerte y de sufrimiento que ésta encierra.

4. Sadam Husein presenta a Bush como Satán. En Occidente se quiere mostrar al líder iraquí como un "loco". Desde el imperio de la Razón el elemento satanizado parece al fin aislado y razonablemente comprendido si se le nombra con el término locura". De este modo se le entrega a la autoridad competente, la psiquiatría. Pero en el fondo subyace en esta apreciación del "enemigo público" el mismo sentimiento mítico. En el fondo es más crudo y verdadero, en su obscenidad, Sadam Husein llamando Satán a Bush.

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5. Ésta es una guerra entre dos formas lingüísticas. La retórica aliada es la retórica de la razón tecnológica. La retórica de Sadam Husein es una retórica cruda y obscenamente mítica. La tecnología es el camuflaje del mito. Pero es el mito lo que la sostiene y alimenta: el mito eterno y perdurable de la Guerra, esa "madre de todas las batallas".

6. El Mito es el único modo de acercarse a la verdad. El mito de la guerra como "madre de todas las batallas" nos conduce al auténtico dilema en el que la verdad se juega, el dilema en el que se pone a prueba la fuerza y la voluntad de poder, la relación de lucha a muerte y la prueba de la humillación, del sufrimiento y del riesgo a la muerte.

7. La última ratio de la razón tecnológica, de la política y la diplomacia es la Fuerza. Y esto el Mito lo expresa con mayor verdad y autenticidad que la llamada razón.

8. El hombre no es un "animal racional". Es sencillamente una "especie", como decía recientemente José Luis Aranguren. No llega a la condición de "género", "género humano". Una especie animal especialmente rapaz y sanguinaria, que vive en el elemento mítico y que ha ido construyendo armas tecnificadísimas para ocultar ese hábitat mítico que le constituye. Pero ni la más refinada tecnología borrará jamás la presencia del horror, del sufrimiento, del crimen institucionalizado y bendecido por la guerra. Podrá ocultarse este rostro macabro a través de censuras militares y del mismo superhacinamiento informativo y televisivo. Pero un día comparecerá ante nosotros la espantosa imagen del Horror, y entonces seremos confrontados con la verdad. Por supuesto que habrá muchos que bendecirán esa verdad.

9. La más repugnante metáfora del mito tecnológico de la guerra es la metáfora quirúrgica, la fantasía relativa a la necesidad de un cirujano que aísla y ataca un supuesto tumor canceroso.

10. La tecnología se fundamenta en el horizonte de un plan general que debe ser cumplido con exactitud. En esa adecuación entre el plan que se proyecta por anticipado, la previsión o pronóstico que se lanza y la exactitud del resultado que se obtiene, halla la tecnología su voluntad de verdad. Esa adecuación es su justificación moral. Pero en el terreno mítico de la guerra esa justificación moral exige ocultar radicalmente el rostro verdadero de la guerra, su rostro mítico, que remite al juego de fuerzas de la voluntad de poder y al coste de horror, dolor y muerte que acarrea.

(De ahí la censura militar y el juego de ocultaciones y mentiras de la retórica militar y de los medios de comunicación).

11. Eran más sabios los griegos y los romanos en relación al futuro. Preferían acudir a los signos del cielo que a la previsión estadística. Y es que no ignoraban que el futuro es radicalmente contingente, o está oculto a los mortales. Lo imprevisible se pone de manifiesto en el marco mítico-verdadero que es el marco de la guerra.

12. La presencia del cadáver del amigo, del amado, del hijo, del hermano, caído en la batalla, es el desmentido radical de la razón tecnológica. La verdad está del lado del mito cuando la muerte, el dolor y la voluntad de poder comparecen.

13. Ésta es una guerra entre países aliados por la supremacía de que gozan (en poderío tecnológico, militar, económico y civilizatorio) y pueblos desheredados, condenados a convertirse en los parias del Nuevo Orden Mundial. Es una guerra entre dominantes y dominados. Estos últimos ni siquiera son necesariamente pueblos productores, constituyen el potencial ejército de reserva de un orden mundial semejante al de aquella película premonitoria, El planela de los simios. Los simios, en esta película que vivimos hoy a nuestro pesar, son las potencias aliadas.

14. La retórica tecnológica de la razón occidental no es menos mítica que el lenguaje religioso.

15. La única voz legítima que he oído estos días es la del patriarca católico de Irak: la apelación a la razón no justifica un genocidio.

Esta guerra desatará hasta niveles insospechados el abismo de odio feroz entre Occidente y Oriente.

16. España debería no olvidar nunca sus raíces orientales. E incluyo en España a Cataluña. España ha emprendido de forma entreguista un proceso de occidentalización que no responde a sus raíces radicales, a su historia y a sus tradiciones. España es vecina de Francia, pero también lo es del Magreb. España forma parte de la comunidad mediterránea. Y el Mare Nóstrum es tanto de los pueblos del norte mediterráneo como de los del sur.

17. Las raíces de esta guerra son culturales y religiosas. Ya es hora de que nos tomemos en serio el lenguaje religioso, en lugar de despreciarlo en nombre de la razón. Lo que está en juego no es sólo economía, aunque para nosotros, occidentales, la razón económica es casi el único modelo de razón y lenguaje que parecemos entender. El sentido del mundo, el lenguaje y el horizonte de significación se juega también en el ámbito religioso. Y lo que aquí está en juego es, además de la ratio económico-tecnológica, las raíces religiosas del problema, las grandes y graves diferencias religiosas entre el islam, el cristianismo y el Judaísmo. En esta guerra tienen un papel esencial las "religiones del Libro", para bien o para mal.

Eugenio Trías es catedrático de Estética de la Universidad Politécnica de Barcelona.

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