Objetivos precipitados
El ataque a Israel con un puñado de misiles iraquíes, que ha tenido más bien poco impacto, no ha constituido una sorpresa para quienes han estudiado bien la mentalidad de Sadam Husein.El presidente iraquí no se preocupa de las consecuencias, aunque estén presentes en la mente del pueblo, porque le gusta vivir en medio de peligros en tanto en cuanto satisfagan sus instintos incontrolables de afán de dominio, vanidad, arrogancia de idolatría.
Con este golpe, Sadam ha querido alcanzar varios objetivos, incluso si sólo estaban en su imaginación. Primero, demostrar credibilidad al árabe de la calle, ya que había advertido con anterioridad que arrasaría la mitad de Israel.
En segundo lugar, deseaba atacar Arabia Saudí, su frente real, tras la anexión de Kuwait. Sin embargo, sabía que tal hecho podría granjearle la enemistad de los musulmanes de todo el mundo.
En tercer lugar ha buscado poner en una situación embarazosa a los países árabes e implicarlos en su batalla personal. No se dio cuenta de que un juego tan burdo ha mostrado su extrema debilidad en la guerra actual y su desesperanza sobre los resultados.
Aun así, el presidente Sadam Husein sueña con inmiscuir al mayor número posible de países para librarse de parte de la presión que pesa sobre él. Además, esto armoniza con su amor al caos.( ... )
21 de enero
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