Preparados para aplicar medidas de restricción energética
El Gobierno español, al igual que el resto de países miembros de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), cuenta con un paquete de medidas de ahorro energético que se aplicaría en caso de necesidad por la incidencia de la guerra.Aunque la propia Agencia se ha encargado de traríquilizar a todos los países miembros con mensajes claros de que existen reservas estratégicas suficientes para abastecer el consumo al menos durante 100 días, un ataque a los pozos que cortase la producción obligaría a adoptar decisiones de restricción energética.
En ese sentido, el plan elaborado por los responsables energéticos españoles contempla diferentes intensidades de las medidas según los escenarios de reducción de la demanda y que son de 5%, 7% y 9% o más. Asimismo, el paquete de medidas se clasifica en cuatro grados (persuasión, obligatorias, aumento de la producción nacional y de sustitución del petróleo por otras energías).
En estos momentos, y tras seis meses de tensión, el primer estadio -el de persuasión- apenas ha tenido efecto por parte de los consumidores. Una típica medida de persuasión es la recomendación de utilizar los servicios públicos en sustitución de los coches particulares. La situación puede provocar que se tenga que pasar a los otros grados de actuación lo que, de hecho, supondría el comienzo de las restricciones. Las más destacadas serán:
- Limitación de la velocidad de los automóviles exigiendo, en principio, el cumplimiento del Código de Circulación y, si las restricciones fueran de mayor calibre, limitarla a 80 kilómetros por hora en autopistas.
-Reducción del número de gasolineras abiertas el fin de semana.
- Restricción de la circulación adoptando alguna fórmula que facilite su aplicación (por ejemplo, las matrículas pares circularían sólo los días pares).
- Recorte de la intensidad de los calefactores y refrigeradores generados por productos petrolíferos.
- Reducción drástrica del uso del fuel en la generación de energía eléctrica.
-Disminución de las exportaciones de productos petrolíferos para asegurar la cobertura nacional.
El último paso, que se adoptaría en caso extremo y de larga duración del conflicto, sería la sustitución del petróleo por otros productos, cuestión que, en cualquier caso, sólo podría hacerse si el crudo alcanzase un precio tan elevado que hiciese más rentable acudir a otras energías sustitutivas.
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