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EL FANTASMA DE HIROSHIMA

Miguel González

. El ataque realizado en 1981 por la aviación israelí contra la central nuclear de Osiriak ha impedido, según los expertos, que Irak disponga de su propia bomba atómica. Ello no elimina la posibilidad de una confrontación nuclear en el golfo Pérsico. Desde que el técnico nuclear Mordejai Vanunu reveló la existencia de la planta secreta de Dimona, nadie duda ya de que Israel tiene la bomba. Algunos medios cifran en más de 100 cabezas su arsenal nuclear y la tentación de utilizarlas sería muy fuerte si la supervivencia del Estado judío peligrara. Otros países de la región, como Egipto, Irán y Siria han desarrollado sus propios programas nucleares, aunque parece que ninguno está tan avanzado como el israelí.

La mayor acumulación de armas atómicas en la zona procede, no obstante, de las fuerzas navales desplegadas en aguas de Oriente Próximo por los países occidentales. Ni el ya firmado tratado INF, sobre misiles de medio alcance, ni el START, actualmente en negociación, sobre misiles estratégicos (de largo alcance), han impedido la proliferación nuclear en los mares.

La organización ecologista Greenpeace ha denunciado la existencia de más de una veintena de buques, dotados con más de 400 armas atómicas a bordo, en aguas de Oriente Próxirno. Entre ellos hay varios portaaviones norteamericanos (como el Saratoga, el Independence y el John F. Kennedy) y uno francés (Clemenceau), además de cruceros, destructores, fragatas y buques de apoyo. En su mayoría son norteamericanos, pero también hay británicos, franceses y soviéticos.

El arma nuclear más común en los buques norteamericanos es el misil Tomahawk, de 2.500 kilómetros de alcance, con una cabeza atómica de 200 kilotones, Para hacerse una idea de lo que esto significa, hay que recordar que las bombas lanzadas en 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki tenían menos de 20 kilotones. Pasados 45 años del único experimento nuclear sobre ciudades, los científicos no se ponen de acuerdo sobre los efectos de las explosiones y el balarice inicial de más de 150.000 muertos se incrementa cada año con fallecimientos por cáncer.

La panoplia nuclear occidental no se limita a los SLCM, o misiles sobre buques.

Los aviones B-52, F-111, F-14, F- 15, F-18 y el famoso cazabombardero invisible F-117, desplegados por EE UU en diversos países de la zona o a bordo de sus portaviones, pueden transportar miles de kilos de bombas nucleares de caída libre, así como el AGM-86B, un misil de crucero lanzable desde el aire (ALCM), que permite atacar un objetivo a 2.400 kilómetros de distancia. Finalmente, diversos informes apuntan a que al menos norteamericanos y británicos han destacado en el Índico submarinos de ataque dotados con misiles nucleares Tomahawk, Trident o Polaris. Con esta concentración nuclear, a la que hay que sumar los reactores de portaaviones y sumergibles, el riesgo de una catástrofe nuclear, aunque sea por accidente, no puede descartarse.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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