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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Arte verdadero

Los hermanos Claret y el pianisto Alberto Giménez Attenelle trabajan constantemente unidos, tanto en el campo del concierto como en el de la enseñanza. Si su academia o el Trío de Barcelona gozan, desde hace tiempo, de prestigio internacional, cuando el arte de Attenelle y el de Lluís Claret se conjuntan, como anteayer en el Auditorio, se produce el milagro. No otra cosa es, por lo infrecuente, escuchar versiones de máxima altura.

El violonchelo de Claret parece una fuente de ininterrumpido manar sonoro; su legato no es elemento accesorio sino fundamento de todo un punto de vista musical, más aún cuando se apoya en una belleza e igualdad de sonido totalmente admirables. Un piano es instrumento distinto y casi contrapuesto a un violonchelo. Por lo mismo se hace necesario buscar el diálogo entre uno y otro, la voluntad de cohesión, en la raíz de una unidad de pensamiento: cada una de las partes contribuye a la creación del todo. Se produce, como resultado, la serena hermosura del Adagio y Allegro, de Schumann, la soberana explicación de cuanto encierra, en su idea y en su forma, la Sonata, de César Franck, tan convincente en el violonchelo como en el violín y, en fin, la maestría de Shostakovich en la Sonata en Re menor. La claridad de la escritura, la fuerza de la línea, sin la amarga pesadumbre de partituras posteriores, la perfecta adecuación instrumental, hacen de la obra un valioso clásico de nuestro siglo.

Ciclo de Cámara y Polifonía

Dúo Claret-Giménez Attenelle, violonchelo y plano. Obras de Schumann, Franck, Brotons y Shostakovich. Auditorio. Madrid, 10 de enero.

Más breve de proporciones, pero demostrando unos dones y un dominio técnico superiores, la Sonata de Salvador Brotons (Barcelona, 1959), nos sitúa en otra cara de la música española: expresiva, potente en saber instrumental, armónico y contrapuntístico y, sobre todo, de gran independencia de criterio. Una gran página de la que Claret y Attenelle hacen una versión insuperable. No hubo lleno en el Auditorio chico. ¿Para qué? Total, sólo se ofrecía música, música, la que pertenece al mundo de la cultura y no al del espectáculo.

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