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Alemania es otra

Un sondeo revela lo que divide y separa a los habitantes del Este y del Oeste

El surgimiento de la nueva Alemania -una, grande y fuerte- ha evocado tantos entusiasmos como temores entre sus vecinos europeos. La unión de dos Estados, la República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana, ha supuesto la fusión de dos partes de un pueblo que vivieron separadas y enfrentadas en la guerra fría durante 40 años. Para entender qué divide y qué separa a "estas dos partes que se pertenecen", como dijo el legendario dirigente socialdemócrata Willy Brandt, el diario Süddeutsche Zeitung, de Baviera, encargó para su suplemento semanal SZ Magazin un amplio sondeo de opinión en ambas sociedades alemanas, la opulenta y segura del Oeste y la pobre y dubitativa del Este. Se indagan en esta encuesta, que EL PAíS publica en exclusiva para España, las expectativas y esperanzas ante la Alemania del año 2000.

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Los alemanes demuestran haber dado la espalda a aventuras comunistas y utopías redentoras. Consideran la unión europea, la cooperación con el Este y la economía social de mercado, en el plano internacional, y la familia, el tiempo libre y la ecología, en el interior, como máximas prioridades en su vida en el año 2000.Los resultados revelan que los alemanes desean para el año 2000 una Alemania con fronteras abiertas, integrada en una confederación europea, con relaciones privilegiadas con la Unión Soviética, paladín de la protección del medio ambiente y desmilitarizada. La mayoría de los alemanes añora una sociedad más solidaria, cierto intimismo, más tolerancia y más niños en su entorno. Desean un mayor fomento de la familia tradicional y dan prioridad a la ecología y a la seguridad social, frente a la elevación de su nivel de vida e ingresos.

Realizado por el prestigioso Instituto Demoscópico Infratest entre octubre y noviembre pasados, el sondeo recabó las opiniones de 1.008 ciudadanos de la antigua RFA y de 928 de la desaparecida RDA sobre 60 cuestiones. Desde el valor que se otorga a los contactos vecinales y a la existencia de niños en el entorno inmediato hasta el papel que Alemania debería desempeñar en el mundo en el año 2000, la encuesta revela interesantes consensos panalemanes, así como contrastes significativos entre las poblaciones del Este y el Oeste.

Los resultados de la encuesta del prestigioso diario de Munich son en parte sorprendentes. Acaban con muchos mitos y caricaturas del alemán, y reafirman que bajo los 40 años de dictadura comunista en la antigua RDA se han mantenido con mucha mayor fuerza las ideas y los prejuicios tradicionales de la Alemania de la primera mitad del siglo que en la democracia liberal occidental de la RFA. El autoritarismo, la fe en el Estado y en sus órdenes y el rechazo a afrontar la historia del nacionalsocialismo y los compromisos emanados de ésta para con Israel son algunos de los aspectos que más diferencian a los ciudadanos de la antigua RDA de los occidentales educados en democracia.

Desvelan los resultados de Infratest la debilidad de las tentaciones hegemonistas, revanchistas o militaristas que los adversarios de la unidad alemana creen consustanciales al alma alemana. La inmensa mayoría desea una Alemania más abierta y tolerante que disciplinada y laboriosa. Respetuosa con las minorías, los extranjeros y la vejez, con una mayor vocación familiar y la protección ecológica como máxima prioridad, con la aceptación de necesarios sacrificios en el bienestar.

Si no hay indicio alguno de un resurgimiento del militarismo, sí renace una cierta concepción romántica de la vida, con especial énfasis en un entorno verde, contacto directo con la naturaleza, una familia intacta y una vida sana. EL 92% quiere vivir "a sólo unos pasos del verde" y en "buenas relaciones con el vecindario". Por el contrario, sólo un 32% considera necesario tener cerca de su hogar un cine, un bar o un restaurante.

La mayoría de los alemanes en el Oeste ya no consideran una elevación de su nivel de vida como objetivo prioritario. Quieren saborear -con tranquilidad y cierto intimismo naturalista- el nivel alcanzado. En el Este, las esperanzas de una mejor vida son, lógicamente, mucho más altas. El 90% piensa que en el año 2000 vivirá mejor que actualmente. En el Oeste, el 64% se considera satisfecho con mantener su actual situación.

En general, el milagro económico alemán muestra sus efectos en una sociedad en su inmensa mayoría satisfecha. El 35% del total califica su situación económica de buena; el 51%, de satisfactoria, y tan sólo el 14% la considera insatisfactoria. Este resultado desmiente la llamada teoría de la sociedad de dos tercios, que sostiene que mientras dos terceras partes viven los frutos de la bonanza económica, el otro tercio se hunde cada vez más en cotas más severas de miseria.

Explica también el fracaso de algunos de los lemas electorales del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en los comicios del 2 de diciembre pasado, que aludían a un gran grupo social de discriminados del auge económico que no existe en tales dimensiones.

Los resultados no desmienten, sin embargo, que, como se comprueba en Alemania en los últimos meses, las diferencias entre la mayoría en bienestar y una minoría en mayores dificultades aumentan sin cesar. El peso electoral de esta minoría es reducido.

La xenofobia que, según muchos observadores, estaría en aumento en Alemania es, según el sondeo de Infratest, mucho menor que en la mayoría de los países europeos. El 48% de los encuestados afirma que "son aún pocos los extranjeros que vi ven en Alemania". El 33% cree que la cifra actual es adecuada, y sólo el 17% piensa que son demasiados los extranjeros que residen en Alemania. Sí se da, sin embargo, el temor a una oleada de inmigrantes del este de Europa. El 33% cree que en el año 2000 serán demasiados los extranjeros en Alemania. Cunde la impresión de que pronto la barca del bienestar estará llena.

Si Suiza es el país que una mayoría de los alemanes considera emulable, los países que mayor hostilidad despiertan son Israel y China. La condena a Israel -considerado como Estado con imagen más negativa por el 32%,

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seguido de China con el 26%- parece tener más que ver con la actual política israelí en los territorios ocupados que con actitudes antisemitas. Entre la población de la antigua RDA, el rechazo a Israel llega al 52%, lo que se supone es fruto tanto de la propaganda comunista de solidaridad con el pueblo palestino como de la inexistencia de una información y elaboración en las escuelas del régimen desaparecido de la trágica historia común de alemanes y judíos.Otros resultados en el antiguo territorio de la RDA muestran esta falta de ilustración -y, consiguientemente, de arrepentimiento- respecto al pasado nacionalsocialista. También revelan una mayor tendencia al autoritarismo. El 40% de los encuestados en el Este exige para el año 2000 mayor respeto ante la autoridad del Estado. En el Oeste sólo el 22% respondió en este sentido. Hasta un 65% en el antiguo régimen comunista pide mayor presencia policial en las calles. En Occidente sólo el 22% demanda más policía. Entre los ciudadanos de la antigua RDA, el 691/0 pide para el año 2000 que las escuelas eduquen con mayor disciplina. En el Oeste añoran mayor disciplina el 44%.

La ecología es la máxima prioridad de los alemanes, que desean que lo sea también del Estado y del sistema educativo. Según el 86% de los encuestados, Alemania debe destacar en la escena internacional por la protección ecológica. Le siguen la seguridad social, con el 77%; el nivel de vida, con el 66%; el potencial económico, con el 55%, y la ciencia y la técnica, con el 45%. El 71% está dispuesto a asumir sacrificios personales en su forma de vida y su bienestar para una mejora del medio ambiente.

La protección del medio ambiente encabeza también la lista de prioridades en el destino deseado para los presupuestos del Estado. Le siguen la financiación de la red de seguridad social, la destrucción de viviendas y la asistencia a la vejez. El último puesto lo ocupan el ejército, al que sólo un 0,2% de los encuestados considera necesario financiar.

La unidad alemana ha acabado también con la angustia y el pesimismo que hacía emigrar o viajar constantemente a muchos jóvenes a principios de la pasada década. El 89% se siente a gusto donde vive.

Sí muestran gran movilidad los alemanes del nuevo Estado unitario en el terreno profesional. El 51% piensa que es bueno cambiar una o más veces de profesión a lo largo de la vida activa. Tan sólo el 39% sigue aferrado al concepto tradicional del ejercicio de una profesión hasta la jubilación. Una mayoría desea asimismo que la jubilación se siga adelantando en el futuro y añora mayores reducciones de la Jornada laboral. El mito del alemán hacendoso y dedicado exclusivamente a su trabajo ha muerto. El alemán converso a la sociedad del ocio es ya mayoría.

También revela la encuesta un claro giro en la actitud hacia los niños. En las últimas décadas se había creado la impresión generalizada de que los alemanes preferían la presencia de animarles a la de los pequeños; ahora, más del 75% dice desear que en su entorno inmediato vivan niños, y menos del 20% se declara molesto por su presencia. Paradójicamente, la mayoría de los padres de familia manifiestan que su sociedad, la alemana, es hostil a los niños.

La sociedad alemana parece haber asumido el reparto de las tareas hogareñas. El 67% de los hombres y el 79% de las mujeres abogan por un reparto más justo de este trabajo.

No obstante, en lo que se refiere al trabajo de la mujer fuera de casa, la opinión mayoritaria es que está tocando techo. En el Oeste, el 48% responde que en el año 2000 habrá más mujeres empleadas, mientras el 51% responde que no.

En el Este, tan sólo el 30% está a favor de más empleo femenino. El 690/o se manifiesta en contra. Se muestra la sociedad poscomunista de la RDA mucho más conservadora que la occidental. El Este insiste en que, el papel de la mujer debe aumentar en la familia, en la educación y en la red social. En Occidente se desea mayor presencia femenina en la política, la jurisprudencia, la economía y la ciencia.

El 58% de los alemanes se declara favorable a la legalidad de la interrupción del embarazo. Aquí se revela la sociedad del este de Alemania, con el 75% netamente a favor del aborto, pese a haber votado por gran mayoría a los partidos democristianos y antiabortistas en las pasadas elecciones del 2 de diciembre.

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