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Favorable acogida árabe al anunciado diálogo entre los Gobiernos de Irak y de EE UU

Ángeles Espinosa

La respuesta positiva de Bagdad a las conversaciones de Ginebra, propuestas por Washington, ha sido bien recibida en el resto de los países árabes, tanto por los más críticos como por los que se han mostrado más comprensivos con Irak en la crisis del Golfo. De todas formas, entre los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, el frente más duro en contra de Sadam Husein, se respira un gran escepticismo en cuanto a los resultados de la anunciada reunión. El primer Gobierno árabe en reaccionar, la misma noche del viernes, fue el de El Cairo.

"Egipto acoge favorablemente el diálogo en Ginebra entre Estados Unidos e Irak", anunció el ministro de Estado egipcio para Asuntos Exteriores, Butros Gali. "Esperamos que este diálogo conduzca a la puesta en práctica de las resoluciones del Consejo de Seguridad que piden una retirada inmediata e incondicional [de Irak] del territorio kuwaití", añadió Gali, pocas horas después de la aceptación iraquí.Egipto, uno de los principales aliados árabes de Washington en el frente antiiraquí, recordó, por boca de su portavoz, que siempre ha intentado encontrar "una solución pacífica a la crisis del Golfo, para evitar a la región las calamidades de una guerra". El Gobierno de El Cairo ha enviado 35.000 hombres a la fuerza multinacional desplegada en esta región.

Del mismo modo, Túnez, un país que ha mantenido hasta ahora una actitud discreta, expresó ayer su "gran satisfacción" por la noticia del encuentro norteamericano-iraquí el próximo miércoles. El comunicado del Ministerio tunecino de Asuntos Exteriores expresaba también el deseo de que la reunión sea el inicio de un "diálogo constructivo", así como que sirva para que se distienda la situación en la zona.

En parecidos términos se manifestó ayer el primer ministro jordano, Mudar Badrán, quien se mostro convencido de que la conferencia entre James Baker y Tarek Aziz tendrá "repercusiones positivas" para la solución pacífica de la crisis. Este optimismo sugiere un cierto alivio entre las autoridades del reino hachemí, que consideran que su país sería uno de los más perjudicados en una eventual guerra.

El rey Hussein, que se negó a unirse a la coalición internacional contra Irak, ha fracasado en sus intentos de mediación, y en la actualidad busca impulsar en Europa la vía diplomática.

En los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), principales animadores de la alianza anti-Irak, entre los que se incluye Arabla Saudí y el propio Kuwait, no ha habido ninguna reacción oficial, y hay que remitirse a los editoriales de su prensa, todo ella bajo control estatal.

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Escepticismo

De acuerdo con el tono de esto escritos, las monarquías árabes del Golfo se muestran bastante escépticas sobre los posibles resultados de las conversaciones entre Tarek Aziz y James Baker. Aunque la mayoría de los periódicos califican su celebra ción de "paso positivo", todos ellos insisten en los riesgos del fracaso.

Ajbar al Jalich, de Bahrein, recalca que "el diálogo debe tener un objetivo claro y decisivo: el anuncio por Irak de retirarse total e incondicionalmente de Kuwait". Al Chark, de Qatar, recuerda que "si bien es cierto que nadie en la zona quiere la guerra, también lo es que todo el mundo está determinado a liberar a Kuwait de la ocupación iraquí".

Al Itijad, de los Emiratos Árabes Unidos, va más lejos y advierte a Sadam Husein que se equivoca si cree que todavía le es posible continuar con sus maniobras y dilaciones".

En Israel, las declaraciones oficiales insisten en apoyar "todos los esfuerzos" para lograr la liberación del emirato, pero se teme -y nadie lo escondeque Estados Unidos pueda hacer algún tipo de concesión en relación a la cuestión palestina.

En todo caso, las autoridades israelíes extienden su preocupación al potencial militar iraquí, y en varias ocasiones han manifestado que no aceptarán que la maquinaria de guerra de ese país quede intacta, ya que amenaza a su Estado.

Mientras tanto, los gobiernos de Estados Unidosy de Irak mantienen sus divergencias sobre el objeto de las discusiones que van a celebrar sus respectivos ministros de Exteriores en Ginebra. En tanto que para la Casa Blanca se trata de incitar a Irak a cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, Bagdad sigue insistiendo en la solución global de los problemas de la región, con la causa palestina en cabeza.

Por otra parte, en la capital iraquí continúa el debate sobre el eventual traslado de la Administración gubernamental y las embajadas a una ciudad menos expuesta.

Después de que las autoridades desmintieran anteanoche las informaciones en ese sentido, varios diplomáticos reiteraron ayer que el plan existe, y que varias representaciones han sido convocadas al Ministerio de Asuntos Exteriores para discutir la posibilidad.

En todo caso, la propuesta parece motivada por la preocupación sobre la seguridad de los diplomáticos, ya que en ningún caso sería obligatoria.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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