Carta a los Reyes Magos

Tres deseos para este nuevo año. Nunca se sabe, todo llega y la Navidad es la estación de los milagros. He aquí el primero. Si un brazo de hierro y una prueba de fuerza machista continúan impidiendo los acuerdos norteamericano-iraquies propuestos por George Bush, desearía que François Mitterrand reciba con urgencia a Tarek Aziz, y que mande a Bagdad a Roland Dumas para entrevistarse con Sadam Husein. ( ... ) Mi segundo deseo concierne a lo que llaman la enfermedad francesa. ( ... ) Deseo simplemente que se vuelva a encontrar en todos los responsables el sentido de las palabras que, en los momentos históricos, encaman una nación. Palabras que resuman el balance y los proyectos, la historia, y el destino, las dificultades, todas las dificultades, pero también todas las voluntades. Éste es un pueblo que muestra, a veces, que no sabe dónde está. Se ha sentido sucesivamente agredido por la unidad alemana, por una queja más o menos vaga de Europa, por la explotación de los conflictos nacidos de la inmigración. ( ... ) Mi último deseo concierne a nuestra profesión. Estoy contento de que Le Nouvel Observateur finalizara el año interrogándose sobre el periodismo. ( ... ) Todos hacemos el mismo oficio, apasionante y terrible. Apasionante, porque nos da el sentimiento o la ilusión de acompañar a la historia mientras se hace. Terrible, porque sacamos a escena y ponemos en cuestión a seres de carne y hueso como nosotros.

, 1 de enero