Denuncian un fraude en la elección de Yanáyev como vicepresidente

La elección de Guennadi Yanáyev no es legítima porque ha habido fraude electoral, denunció ayer el grupo Interregional de Diputados. Siete diputados de la URSS comparecieron ante la prensa y demostraron que se habían repartido más papeletas que el número de diputados para así asegurar la victoria de Yanáyev incluso en el caso de que se repitiera la primera derrota.

Según informó la comisión de cómputo del Congreso, se repartieron 1.828 papeletas y al abrir las urnas fueron encontradas 1.823 , es decir, que sólo cinco personas no habían echado esta vez las papeletas a las urnas y se las habían llevado consigo. Recordemos que en la primera votación fueron 107 las personas que se llevaron las papeletas.Los siete diputados mostraron a los periodistas, cada uno, su dos papeletas, tanto la de la primera votación como la de la segunda, que se diferencian por su tono de color. Esto signifiica que ya no son exactos los resultados dados por la comisión de cómputo, puesto que según ella faltaban solo cinco y estos siete diputados demostraron que tampoco habían votado. Los diputados del Grupo Interregional dijeron que contaban con más papeletas, pero no querían decir en el número exacto. El sistema de no depositar las papeletas en las urnas fue ideado por el Grupo Interregional para comprobar la honradez de la comisión de cómputo y de las elecciones en general.

"Cómo pueden ver ustedes mismos, el método ha dado resultado", dijo el diputado Arkadi Murashov, dirigente también del Grupo Rusia Democrática. Murashov cree que, incluso sin falsificaciones, Yanáyev hubiera obtenido el número necesario de votos pero que los del aparato quisieron asegurarse que su candidato se convirtiría en el segundo hombre del país, después de Mijaíl Gorbachov. El Grupo Interregional presentará a comienzos de enero una protesta ante el Tribunal Constitucional, aunque entre sus facultades no está la de dirimir casos como éste.

El principal problema de la URSS, el de la distribución de poderes entre el centro y las repúblicas federadas, no fue resuelto por el Congreso de los Diputados Populares, aunque éste terminó el jueves con una completa victoria de Mijaíl Gorbachov al aprobarse la remodelación del Estado que refuerza el sistema presidencial.

La Unión Soviética sigue sin presupuesto para 1991, fudamentalmente porque el centro quiere seguir siendo el que distribuya el dinero, mientras que Rusia desea acuerdos entre las repúblicas y decidir ellas mismas en qué utilizar los medios producidos en sus territorios. Naturalmente, quien domina el presupuesto es quien tiene el poder real. La Federación Rusa, la mayor de las repúblicas que integran la URSS, ya aprobó su presupuesto para 1991 y decidió recortar lo que entrega al centro: de los 142.400 millones que dio en 1990 a sólo 23.400 millones.

Para Gorbachov, el no llegar a un acuerdo -en realidad, el no lograr que Rusia acepte las reglas de juego del centro- significa el colapso de la economía y de la URSS en su conjunto.

El presidente soviético habló dramáticamente ante los diputados, tratando de convencerles de que todas las repúblicas estaban de acuerdo, a excepción de Rusia, que dirige Borís Yeltsin, el político más popular actualmente en la URSS.