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Reportaje:LA CIUDAD VERDE

Pájaros de asfalto

Las aves son un indicador de los barrios con un medio ambiente más sano

Para que haya aves tiene que haber parques en condiciones, zonas verdes adecuadamente distribuidas y un control efectivo de las pretensiones insaciables de los especuladores urbanísticos. Para John Elkington, autoridad canadiense en materia de conservación, "las aves urbanas resultan sin duda el mejor baremo para medir la calidad de vida que nos rodea".La situación madrileña, en este sentido, presenta altos y bajos. Zonas buenas, avifaunísticamente hablando, son, por ejemplo, el casco antiguo, en el corazón del distrito Centro, donde las construcciories antiguas, los tejados a la antigua usanza (tejas) y los monumentos constituyen circunstancias propicias a la instalación de nidos por parte de muchas aves. El barrio de Salamanca y, en general, las zonas del ensanche decimonónico madrileño son también parajes urbanos buenos para las aves en este caso principalmente por la existencia de parques venerables, dotados de buenas arboledas, caso del Retiro, el campo del Moro, el parque del Oeste. El distrito de Moncloa es otro buen sector urbano para las aves. En cuanto a los peores, entre los distritos periféricos como la zona Azca, Moratalaz, el eje de la Castellana en torno a los Nuevos Ministerios o, especialmente, La Latina, Carabanchel, las ciudades dormitorio como Alcorcón o Campamento. Un barrio en decadencia, por ejemplo, sería el de la Dehesa de la Villa. Mientras los urbanistas denuncian la desaparición de zonas verdes previstas en los planes parciales trazados inicialmente, los ornitólogos comprueban en los últimos 10 años una disminución cercana al 65% de aves en la zona.

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Una afición silenciosa

Los gorriones son urbanos

¿Por qué algunas especies de aves han optado por buscarse su nicho ecológico en pleno corazón de la gran ciudad? Una de las razones alegadas por los científicos es la superabundancia de alimento. También algunas especies encuentran en medio de la barahúnda de los humanos una mejor protección frente a sus predadores. Y gracias a los edificios algunas aves tienen mejores posibilidades a la hora de construirse sus nidos. Otro dato sería importante: Madrid, por sus dimensiones, constituye un pequeño clima recalentado en sí mismo; algunos voladores encontrarían en él mejores condiciones de superviviencia ante los rigores invernales. Y todavía más sorprendente: aves como los gorriones, gracias a la iluminación eléctrica urbana, podrían alargar considerablemente su periodo de actividad diurna. Todos estos factores, según los ornitólogos, han hecho que especies como el gorrión se hayan tornado en un 90% especies urbanas. Otra ave de ciudad es la paloma bravía, que en Madrid cuenta con 10.000 individuos asilvestrados.

Aunque casi nadie lo concibe, los madrileños nos encontramos en medio de uno de los Doñana avifaunísticos de Europa.

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