Ancianos abandonados
Desde mi óptica de persona que se acerca irremisiblemente (y gracias a Dios) a la tercera edad, cada vez me afirmo más en la idea de que el tema central de algunas películas de ciencia ficción, como La fuga de Logan o Soylent green, adquiere más y más verosimilitud, acorde con el rumbo que nuestra sociedad está tomando.Al margen de comprobar cómo el encarecimiento de la vida corre paralelo, pero en sentido inverso, al poder adquisitivo de que dispondré en un plazo cercano, el sentimiento de encerrona va aflorando, y se hace cada vez más patente a medida que analize, mi situación y la de otros en circunstancias parecidas.
Si pienso en el horrible estado de tantos ancianos abandonados en asilos nauseabundos y la poca disposición de las entidades responsables para solucionar ese problema; o compruebo las pensiones miserables que les queda a una gran mayoría de ciudadanos cuando han gastado sus energías año tras año en beneficio de la productividad del país; o, como ahora, veo que la sociedad médica a la que muchos hemos estado pagando durante varias de nuestras más saludables décadas nos aumenta la cuota más del ciento por ciento, justo cuando asoma en nuestro horizonte la etapa de retirada honrosa pero no floreciente, me invade el temor de que en un futuro no muy lejano el motivo por el que Logan y otros se fugaron de su mundo conocido adquiera vigencia en nuestro planeta.
Y es que la sociedad de hoy, a la par que ab re sus fronteras a una perspectiva mundial y se abroga el derecho a decidir sobre el bien y el mal al amparo del tan cacareado nuevo orden internacional, ha ido trastocando el verdadero objetivo de su avance hacia el futuro, dejando de lado al único y auténtico destinatario de todo progreso: el ser humano..
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