_
_
_
_
EL ORO DEL GRAN SUR

Manuscritos en la UVI

La acidez es la gran enfermedad de los manuscritos mauritanos que han sido ingresados en el Instituto de Conservación y Resturación de Bienes Culturales (ICRBC) que junto al Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe, participa en un programa para el salvamiento del patrimonio cultural mauritano. Este es el diagnóstico de los expertos que atienden como auténticos médicos de urgencias las maltrechas y delicadas reliquias en papel. "En otros tiempos, estos manuscritos se hubiesen dado por desahuciados y aptos sólo para la basura; pero con los adelantos técnicos logrados en este campo, las posibilidades de recuperación se han ampliado de forma sorprendente", explica Vicente Viñas, responsable del ICRBC.En la primera fase del tratamiento, los manuscritos son sometidos a un primer análisis de los especialistas, que, en batín blanco, deliberan sobre el diagnóstico de los males que afectan al paciente. "En el caso de los mauritanos, la gran suerte es que el clima seco del desierto no propicia problemas micro o macrobiológicos (insectos, hongos, gusanos, etcétera), como ocurre con los procedentes de ambientes húmedos, que automáticamente deben ser sometidos a un proceso de desinfección y esterilización", explica Viñas.

Más información
La conexión militar de Yuder Pachá, andaluz

Hojas sueltas

Una vez salvado este obstáculo, los frágiles documentos son sometidos a un concienzudo análisis del papel y de las tintas. "Ias leyes sagradas de la restauración son las de devolver a los manuscritos su funcionalidad, devolviéndoles su unidad sin alterar, evitando toda interferencia en la interpretación; lo documental prima sobre lo estético. Por ello el primer paso es comprobar que los elementos químicos que se van a utilizar no van a dañar los originales", añade Viñas al señalar un manojo de hojas resquebrajadas y carcomidas aún sin tratar, recién sacadas de una carpeta de cuero, "Los libros mauritanos no eran encuadernados de la forma tradicional; las hojas sueltas se guardaban en estas carpetas sin soportes laterales, y las tapas, atadas entre sí por un cordel", dice.

A sus espaldas, una joven especialista aplica pacientemente el bisturí sobre la superficie de una de las hojas para efectuar el lavado mecánico -para raspar de la superficie insectos o restos de tierra- Seguidamente, las hojas son sumergidas en una cubeta en una solución de alcohol. "Las grandes temperaturas del desierto salvan estas hojas de males, pero son la causa de su grave mal interno, pues este tipo de clima activa las reacciones químicas de oxidificación y acidificación, que conducen a la pérdida de flexibilidad de las hojas y la desintegración de las fibras del papel. El hidróxido bárico es el antídoto requerido en estos casos".

La inyección de esta sustancia generalmente se realiza por procesos acuosos. "En este caso, tropezamos con una nueva peculiaridad: las tintas, a diferencia de las utilizadas en Europa, carecen de los elementos férricos que provocan perforaciones en el papel; sin embargo, las utilizadas en Mauritania tienen un adhesivo vegetal que, al contacto con el agua, corre el riesgo de reblandecerse y desprenderse".

Una vez atajado el mal, se recubren las partes de papel que falta con celulosa para que la hoja tenga unidad. "La segunda ley de la restauración consiste en que debe quedar muy claro que estas partes añadidas son elementos modernos", di ce. Tras haber comprobado que no hay rechazo del manuscrito al injerto, la hoja pasa por un proceso de laminación, en el que es recubierta con un elemento termoplástico, transparente, Fino y consistente, que le devuelve la flexibilidad y la impermeabiliza, pero que, oportunamente, puede ser eliminado para que los investigadores puedan analizar los componentes de la hoja en su estado natural.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_