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LA NUEVA EUROPA

Delors prevé la ampliación para el año 2000

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, manifestó ayer en Estrasburgo que "la ampliación de la Comunidad deberá vislumbrarse de cara al próximo milenio, pero hay que ser humildes ante la historia porque todo puede suceder". Según Delors, a la hora de hablar de la reforma institucional para la unión monetaria y política, los doce países comunitarios deberán tener en cuenta "si el esquema es válido para 12, 14 o 24 países".

En opinión de Jacques Delors, habrá que cambiar el nuevo esquema institucional previsto si la Comunidad Europea (CE) pasa a tener más de 15 ó 16 Estados miembros. En ese caso, afirmó, "habrá que dar más poder al centro, porque en otro caso no podremos tomar decisiones en el tiempo oportuno"."Si fuéramos 24", añadió, el esquema que ahora tenemos no podría funcionar, nuestras instituciones no tendrían capacidad de respuesta. Nos convertiríamos en una organización internacional blanda, que haría las delicias de los diplomáticos de carrera".

La decisión del Parlamento sueco de solicitar formalmente el próximo año la adhesión a la CE reabre el debate sobre la futura ampliación de la Comunidad Europea. Suecia añadirá su candidatura a la que tiene presentada Austria, y en los dos casos el estatuto de neutralidad será el principal obstáculo en un momento en que la Comunidad trata de dotarse de una política exterior y de seguridad común.

El umbral de 1993

Cuando hace un año el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CE acusó recibo de la petición austríaca, los Doce acuñaron la teoría de que cualquier nuevo socio debería esperar a 1993 para comenzar a negociar las condiciones de ingreso. La explicación es que la nueva Comunidad debe acabar primero su propia construcción interna.

El caso de la ex República Democrática Alemana es totalmente distinto, porque se trata de una incorporación automática y directa por la extensión de la República Federal de Alemania, uno de los Estados miembros. Tampoco provocó ningún cambio institucional ni jurídico la decisión de Groenlandia de segregarse de la CE, a pesar de que ello supuso entonces la pérdida de más de la mitad del territorio comunitario.

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La expansión lógica de la CE pasa por los seis países de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), aunque alguno de ellos, como Suiza, rechaza de plano esta alternativa futura. Para el ingreso solicitado por Turquía se plantean dificultades económicas, sociales y políticas. Por eso, los Doce han dejado esta demanda sin respuesta y elegido a cambio la vía de reforzar la asociación con un aliado en el seno de la OTAN.

Con la EFTA, la CE negocia desde hace año y medio la creación del llamado espacio económico europeo como fórmula de integración en los beneficios que reportará el mercado único de 1993. Las negociaciones se encuentran bloqueadas a causa de que cada uno de estos países nórdicos europeos pretende un tratado a su medida. Suiza rechaza sobre todo aceptar la libre circulación de trabajadores; Finlandia, cualquier acceso a sus caladeros de pesca, y para Noruega el problema lo representa la prohibición constitucional de que los ciudadanos comunitarios puedan adquirir tierras.

Esos obstáculos y la exigencia española de un fondo especial para compensar las ventajas de abrirles nuevos mercados han convertido lo que iba a ser un acuerdo fácil en un problema inesperado. Por esta razón, algunos países han iniciado la vía de la integración plena. Y a pesar del plazo de espera fijado hasta 1993, la presidencia italiana de la CE, por boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Gianni de Michelis, considera que "hay que iniciar de inmediato los contactos para anticipar el futuro". La Comunidad no puede negarse a la ampliación porque ella forma parte de su futuro. Las nuevas competencias políticas y económicas de la CE comenzarán a ser debatidas en las conferencias intergubernamentales que se inauguran el sábado en Roma.

Preguntas sobre la URSS

En dicha cumbre Delors planteará a los líderes de la CE tres preguntas sobre el futuro de la cooperación entre la Comunidad y la Unión Soviética, informa Efe. En primer lugar, los jefes de Estado o de Gobierno comunitarios deberán precisar el contenido que quieren dar al acuerdo comercial y de cooperación con la URSS. Según dio a entender Delors, dicho acuerdo, firmado en 1989, ha quedado superado por las inciativas bilaterales de algunos países de la CE, que han ido desde entonces mucho más allá en su cooperación con Moscú.

En segundo lugar, el presidente de la Comisión se preguntó si la CE debe prever ya la negociación de un nuevo acuerdo, más amplio y ambicioso en su dimensión política.

Por último, los gobernantes comunitarios deberán decir claramente si están dispuestos a proporcionar los créditos necesarios para apoyar las reformas económica e institucional del presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, a lo que se comprometieron en 1989.

Los Doce examinarán durante la segunda cumbre de Roma un primer conjunto de ayudas urgentes para la URSS, que el pasado lunes no suscitó el entusiasmo de los ministros de Economía y Finanzas. La Comisión ha propuesto créditos comunitarios para la URSS por valor de unos 1.000 millones de dólares para la compra de alimentos.

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