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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'La fille' descongelada

Quizá para acallar los rumores de que no le interesa el ballet clásico, Nacho Duato ha querido inaugurar su primera temporada corno director artístico del Ballet del Teatro Lírico Nacional reponiendo el gran éxito de la temporada pasada, La fille mal gardée, el ballet prerromántico que en 1989 celebraba, como la Revolución Francesa, en cuyas vísperas se estrenó el bicentenario de su primera versión.Plisétskaya y la maestra del Kirov de Leningrado, Nina Sojnovskaya., montaron entonces una Fille por muchos conceptos ejemplar, que consiguió que el grupo apareciese por primera vez en su relativamente corta vicla como una verdadera compañía de ballet. La versión madrileña de este clásico menor, pero lleno de gracia, aprovechaba al máximo la falta de afectacién y la luminosa juventud de la compañia española, y ponía al mismo tiempo de relieve el más que aceptable nivel técnico alcanzado por su cuerpo de baile y, sus solistas.

Ballet del Teatro Lírico Nacional

La fille mal gardée. Coreografía: M. Plisétskaya, sobre las versiones de M. Petipa, A. Gorsky y A. Messerer. Música: P. L. Hertel y F. Herold. Escenografía y vestuario: Simón Suárez, Diseño de luces: Edward Effron. Interpretes: Arantxa Argüelles (Lisa) Raul Tino (Colás), Mauricio González (Mamá Simone), Javier Serrano (Alain). Director artístico: Nacho Duato. Orquesta Sinfónica de Madrid.Director: Juan de Udacta. Teatro de la Zarzuela, martes 11 de diciembre.

Repuesta después de un año de prácticamente no bailarse, esta Fille -como los alimentos sacados deprisa y, corriendo del congelador ante la llegada de unos invitados imprevistos- ha perdido su brillo y bastante de su sabor. La producción es la misrna, con sólo algunos cambios -los que más se notan son los de luz, y no para mejor-, y el conjunto de intérpretes, también, pero quizá por escasez de ensayos (o más probablemente por fálta de convicción) no se bailó con el mismo entusiasmo ni igual grado de justeza, a pesar de la culcladosa ayuda del director rnusical, Juan de Udaeta.

Primer acto

En el primer acto, sobre todo, los cuartetos de amigos y amigas de Lisa y Colás -que tienen a su cargo preciosas variaciones, sin diada de Petipa, pero marcadas al estilo antiguo, que recuerda a la escuela danesa- parecían un pálido reflejo de sí mismos hace un año. Sólo Raúl Tino, en el papel de Colás, bailó mejor, mostrando -y no sólo apuntando, como solía ser su costumbre- sus grandes facultades de bailarín.Arantxa Argüelles (que abandonará la compañía al terminar esta temporada para integrarse en el Ballet de Berlín) pareció recuperar su forma en el paso a dos del segundo acto. El papel de Lisa -ingenua y terca como una niña, pero decidida y segura como una mayor- le va como un guante. Javier Serrano, en el papel de Alain -el candidato a novio medio tonto y corroído por la timidez- repitió su eficaz creación, y Mauricio González debutó como Mamá Sirnone, al lado de José Vicente Sales y Jullán Mínguez.

Todos ellos fueron muy aplaudidos al final por un público que no abarrotaba el teatro de la Zarzuela, pero que reconoció cómo el ballet se fue progresivamente ajustando hasta lograr un segundo acto con cierta brillantez.

Arantxa Argüelles hizo un par de diagonales de giros combinando, como sólo ella sabe, la velocidad supersónica y la serenidad de espíritu, y Tino logró algunos de los mejores saltos y giros que se le han visto hasta ahora, controlando la energía y sin distorsionar casi nunca la línea.

En los próximos días, los papeles principales del ballet prerromántico La fille mal gardée, los personajes de Lisa y Colás, serán, asumidos por otros jóvenes solistas de la compañía del Ballet del Teatro Lírico Nacional, como Mark Baudesson y Ricardo Franco (días 12 y 15), África Guzmán (día 13), Eva López-Crevillén y José Antonio Quiroga (día 14).

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