La oferta de Walesa a Mazowiecki crea confusión en las filas de Solidaridad
La propuesta formulada por Lech Walesa el pasado martes para que el Gobierno de Tadeusz Mazowiecki, derrotado el pasado domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales polacas, no abandone el poder hasta las elecciones parlamentarias, cuya celebración se espera a comienzos de la primavera próxima, causó una profunda confusión en las filas de los más próximos colaboradores del líder de Solidaridad.
Ayer, en víspera del debate parlamentario sobre la dimisión en pleno del Gabinete, presentada el pasado lunes por Mazowiecki, continuaban en Varsovia contactos confidenciales entre las dos ramas de Solidaridad, divididas por las elecciones presidenciales, con objeto de encontrar un compromiso que permita a Walesa ganar holgadamente al caballo negro de las elecciones polacas, Stanislaw Tyminski, y mantener al actual Gabinete con Mazowiecki, o incluso sin él.
El jefe de la derechista Coordinadora del Centro, Jaroslaw Kaczynski, se opuso ayer en conferencia de prensa a Walesa manifestando que "no es el momento para entrar en pactos". Esta posición de Kaczynski se explica por el miedo que tiene todo el sector católico nacionalista de Solidaridad de que Walesa de una nueva vuelta política dejando a sus seguidores de la Coordinadora del Centro sólo una parcela de poder y no todo el poder, tal como esperaban.
La oferta de Walesa a Mazowiecki y su grupo se debe no sólo a la aparente convicción del líder de Solidaridad de que el sector derechista de su movimiento no dispone de políticos del talante de intelectuales que se habían unido a Mazowiecki en los últimos meses, sino también a la creciente preocupación causada por el inesperado éxito de Tyminski.
Votos rivales
Ha de tenerse presente que Walesa necesita votos de los mazowieckistas, ya que en términos reales Tyminski ganó 3.800.000 votos, sólo 1.700.000 menos que Walesa, siendo el censo de nada menos que 27.500.000 personas con derecho a voto. También la abstención, previsiblemente mayor que la que hubo en la primera vuelta electoral (un 40%), no tiene por qué favorecer a Walesa, siendo el electorado de los dos rivales prácticamente el mismo, según sondeos sociológicos.
Kaczynski, presionado por los periodistas, reconoció ayer que la situación es, "en cierta medida, de emergencia", y admitió que lo que se esperaba de los antiguos asesores de Walesa, reconvertidos últimamente en seguidores de Mazowiecki, no era una capitulación incondicional. El jefe de la Coordinadora del Centro insistió, no obstante, en que la partición de Solidaridad se debía a la división real de la sociedad polaca y que el catolicismo tradicionalista del electorado impedía la reconstrucción de la unidad de Solidaridad bajo las consignas de la Acción Democrática de Mazowiecki, que Kaczynski califica de liberal y de izquierdas.
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