Solchaga retrasa la revisión catastral hasta 1992 y admite que "ha habido un error de información"

El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, dio marcha atrás ayer en la revisión catastral. Anuló todas las notificaciones con nuevos valores catastrales que se han enviado hasta el momento a los propietarios de viviendas y locales, y aceptó que había cometido un error al no informar suficientemente de los efectos fiscales de esta revisión. El ministro anunció que la revisión se llevará a cabo en el segundo semestre de 1991 y con efectos para 1992, pero con modificaciones que eviten las críticas y los problemas actuales. Solchaga descartó su dimisión o la de sus colaboradores por la "conmoción social" que ha provocado el catastro, pues el objetivo "era y es razonable, por lo que se reafirma, se ratifica y se mantiene".

Los siete millones de ciudadanos que han recibido hasta el momento la notificación del nuevo valor catastral de su vivienda pueden olvidar la comunicación de Hacienda pues ésta ha sido anulada por el Gobierno, según anunció ayer en conferencia de prensa el ministro de Economía y Hacienda.La anulación de estas notificaciones también deja sin efecto todos los recursos presentados hasta el momento, que son una de las mejores muestras de "la conmoción social" que, tal como reconoció el titular de Economía y Hacienda, ha provocado en las últimas semanas la actualización del catastro.

La suspensión de la actual revisión catastral no significa, sin embargo, que el Gobierno renuncie a esta actualización del valor de las propiedades inmobiliarias en España. "Nuestro propósito se reafirma, se ratifica y se mantiene", destacó Solchaga.

Rebaja si caen los precios

Con esta idea, Hacienda enviará durante el segundo semestre del próximo año una nueva notificación con el valor catastral revisado. Esa valoración será inferior a la que han recibido los propietarios estas semanas si el precio de los pisos ha bajado en esa zona a lo largo de este año y del primer semestre del próximo. Esta rebaja intenta eliminar el efecto de que la medición que efectuó el catastro se hiciera en 1989 cuando el boom inmobiliario tocó techo. Carlos Solchaga minimizó la relevancia del retraso como "algo poco importante en un país que no ha tenido nunca un buen catastro".

La documentación que recibirán los propietarios de inmuebles durante el segundo semestre de 1991 incluirá, junto con el nuevo valor catastral, la información del tipo en el impuesto sobre bienes inmuebles (IBI) que garantiza la neutralidad fiscal de la medida y dos impresos de declaración jurada para los casos de viviendas de protección oficial y alquiladas.

El tipo impositivo neutral para el IBI será el que apliquen todos los ayuntamientos socialistas. Ese tipo implica que los ayuntamientos socialistas recaudarán lo mismo que ahora, pero la actualización del catastro hará que paguen más impuestos los que tengan mejores viviendas y menos los que las tengan más modestas.

Esta documentación intenta evitar el principal foco de polémica que ha abierto la revisión catastral y que ha llevado, finalmente, a su replanteamiento. "El propósito de los ayuntamientos socialistas, del Gobierno y del Ministerio de Hacienda no es aumentar la presión fiscal", aseguró Solchaga. El objetivo, dijo, es "elaborar un censo de las propiedades inmobiliarias que se acerque a la realidad para así repartir con más justicia una misma recaudación global.

Sea cual fuera el objetivo, el temor que la revisión del valor de los inmuebles había despertado en los propietarios de viviendas y locales obedece, según Solchaga, "a una falta de información de la que nosotros somos parcialmente responsables".

Este reconocimiento no implicará, según añadió el ministro, la destitución de ninguno de los responsables de la revisión ya que ésta, "planteada de manera racional, es convincente y necesaria". Reconoció como error propio el que no se haya hecho de esta manera y expresó su confianza "en que algo así no vuelva a ocurrir".

Carlos Solchaga afirmó que el partido socialista coincide con el Gobierno en la necesidad de proceder a revisar el catastro, pero de otra manera que se entienda mejor.