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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sestao, con Mozart

Sonatas para violín y piano (1) de Mozart (K 303, K 304, K 305, K 376 y K 380)Los dos intérpretes son de Sestao, una población fabril en la margen izquierda de la ría de Bilbao, con resplandores de altos hornos y un equipo de fútbol que resiste con regularidad año tras año en Segunda División. Nada más opuesto a Salzburgo, y, sin embargo, el Mozart de la pareja Hayo-Jiménez sonó con una enorme naturalidad, como para demostrar que la música no tiene fronteras. Veinte sonatas para violín y piano en cuatro sesiones (de las 39 compuestas por Mozart, aun que en los programas se anuncie el ciclo como integral) son un buen aperitivo para el aluvión Mozart que nos espera en 1991. Compuestas entre comienzos de 1778 y julio de 1781 -en Manheim, París y Viena- las del primer concierto, se puede apreciar en ellas la evolución expresiva, formal y lingüística de Mozart desde las palatinas hasta las que publicó Artaria en noviembre de 1781. Y es que, como afirma José Luis Téllez en el documentado programa de mano, "las sonatas para violín y piano son una imagen reducida del propio desarrollo del compositor".

Félix Hayo (violín), Emma Jiménez (piano)

Auditorio Nacional (sala de cámara). Madrid, 27 de noviembre.

Música pura, esencial, gratifi cante y lúcida, sus versiones siempre despiertan interés. En Nueva York la serie anunciada de conciertos de Perlman y Daniel el Barenboim es uno de los eventos más esperados de los festejos del centenario.

Diálogo

La interpretación de Félix Hayo y Emma Jiménez fue fresca, espontánea. Cálida y contenida en Hayo, impulsiva y juvenil en Jiménez, las diferentes tendencias interpretativas, los ocasionales desajustes y hasta alguna imprecisión en la reproducción sonora no impidieron que el diálogo musical fluyera controlado y a la vez vital. Mozart se colaba por las esquinas.A las sonatas para violín y piano les va bien esa combinación entre la alegría de tocar de Jiménez, con una expresividad que anuncia el periodo romántico (su vivacidad le lleva a aceleraciones del tempo en ocasiones) con el fraseo elegante y maduro de Hayo, un músico en el que se nota su gran experiencia del barroco; Mozart es en él un punto de llegada.

En estas condiciones, las so natas fueron sentidas por el público como música cotidiana y familiar. Como debe ser.

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