Los polacos acuden hoy a las urnas para elegir por primera vez presidente por sufragio directo
Las elecciones presidenciales que se celebran hoy en Polonia cierran la primera etapa de la transición democrática iniciada en ese país en el verano de 1989. El carácter pacífico o violento de la segunda fase de estas transformaciones dependerá, en grado decisivo, de quién salga vencedor de las urnas hoy, o bien dentro de dos semanas, en la cada vez más probable segunda vuelta electoral. El gran favorito de la contienda presidencial es el líder de Solidaridad, Lech Walesa, de 47 años, con un 38% de apoyo, según los últimos sondeos de la intención de voto. Su principal rival es el primer ministro, Tadeusz Mazowiecki.
Éste tardó mucho en oponerse abiertamente a lo que considera el peligro de la desestabilización del país y el inicio de la caza de brujas que supone la "aceleración" de Walesa que puede ir más allá de la persecución de los antiguos líderes comunistas.El desgaste del poder que sufrió Mazowiecki, de 63 años, a lo largo de los últimos 12 meses en los que aplicó con una férrea consecuencia el programa de ajuste económico lo sitúa en una posición de clara inferioridad frente al carismático líder sindical y se refleja en la tendencia a la baja que ha sufrido su popularidad en la campaña electoral, cifrada en un 23% en las últimas encuestas.
La gran sorpresa de los actuales comicios -para los que están convocados 27 millones de polacos- es el tercer candidato en la lista de los más respaldados, Stanislaw Tyminski, de 42 años, empresario y millonario polaco-canadiense-peruano, con un pasa do misterioso, pero atractivo para los votantes. Tyminski quien en las últimas dos semanas casi igualó a Mazowiecki en la clasificación presidencial, sufrió últimamente un ligero descenso de popularidad tras haber lanzado acusaciones de "traición al pueblo" contra el primer ministro.
No obstante, según todos lo indicios, Tyminski, respaldado por un 17% del electorado polaco, junto con los demás tres candidatos, el socialdemócrata (ex comunista) Wlodzimierz Cimoszewicz; el líder del Partido Campesino Polaco, Roman Bartoszcze, y Leszek Moczulski, de la nacionalista Confederación de la Polonia Independiente, que sumarán en total un 1.5%. de los votos, según las encuestas, lograrán que la elección quede aplazada para la segunda ronda electoral, el 9 de diciembre.
Las elecciones presidenciales polacas se celebran aparentemente contra toda la lógica legislativa: antes de las parlamentarias y de la promulgación de la nueva Constitución. Los polacos elegirán a un presidente cuyos futuros poderes todavía se desconocen. Tal orden de los hechos obedece a la constelación política polaca en que, desde hace un año y medio, la voluntad de Walesa se convierte en ley.
Las presiones de los walesistas obligaron, finalmente, al general Jaruzelski a declarar su intención de marcharse en septiembre pasado. Antes, el grupo de los correligionarios de Mazowiecki, integrado por un nutrido grupo de intelectuales, antiguos asesores de Walesa, había logrado constituirse en la Alianza para la Democracia, cuya fuerza la elección de Walesa por el actual Parlamento e imponer el sufragio universal y directo como procedimiento electoral; pero no fue suficiente para hacerse con el control de los Comités Cívicos, estructura electoral de Solidaridad, en manos de los walesistas.
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