Salvemos el monte de El Pardo
Hace algunos meses se llevó a cabo por distintas organizaciones ecologistas, vecinales y sindicales y por algunos partidos políticos un referéndum popular sobre la política de transporte en Madrid, como forma de llamar la atención sobre la necesidad de un cambio de rumbo de la misma y ante los graves problemas de este tipo que sufre nuestra ciudad.Los problemas de transporte que soportamos estoicamente son resultado de una política económica y urbanística que impulsa el crecimiento de las grandes ciudades y de una estrategia de transporte que favorece el uso del vehículo privado en detrimento de otros medios.
A esta situación contribuyó también el crecimiento experimentado por la economía española, que propició unos elevados niveles de motorización, y la coyuntura de bajos precios del petróleo, que posibilitó un uso más amplio del automóvil.
En aquella ocasión los convocantes proponíamos a votación una política urbanística y de transporte alternativa que desincentivase el crecimiento de las grandes ciudades, restringiese el uso del vehículo privado en la urbe, potenciase el sistema de transporte colectivo y fomentase los medios de transporte no motorizados, peatón y bicicleta.
Pérdida de calidad de vida
Una política de esta naturaleza, argumentábamos, no sólo resolvería los graves problemas de congestión y de pérdida de calidad de vida en nuestra ciudad, sino que contribuiría también a la reducción de la contaminación y de las emisiones de CO2 que provocan el efecto invernadero, y estaría más acorde con el escenario de energía cara que se vislumbraba en el horizonte, puesto que a las reservas de petróleo se les calculaba una vida de unos 50 años.
El referéndum fue un éxito no sólo por el número de votos obtenidos sino por la repercusión pública que supuso según una encuesta de EL PAÍS, aproximadamente un 80% de la población madrileña se mostraba favorable a la política alternativa que defendíamos.
Pero nuestras autoridades públicas hicieron caso omiso a una iniciativa de esta naturaleza.
Siguieron en sus trece, invirtiendo sumas astronómicas en carreteras e incentivando el uso del vehículo privado a todos los niveles. De entonces acá, se han inaugurado más pasos subterráneos, nuevos tramos de los cinturones de circunvalación..., pero no parece que la situación haya mejorado; antes al contrario, parece que empeora.
Pero también han pasado muchas cosas desde entonces, y una de ellas ha sido la crisis del Golfo, que ha ayudado a poner sobre el tapete el hecho de que los escenarios futuros de energía barata se han acabado para siempre. Y si ya antes la actual política de transporte era condenable, en la actualidad se podría afirmar, sin lugar a dudas, que es absolutamente ilógica, pues se basa en un recurso caro y escaso, y agudiza nuestra dependencia exterior del crudo, lo cual repercute negativamente sobre una ya muy deteriorada balanza comercial.
Así pues, y retornando otra vez el testigo, diferentes organizaciones ecologistas, sociales y políticas (Aedenat, ARBA, CODA, Comaden, Pedalibre, Federación de Montaña, Ateneo Madrileñista, Colectivo Playa de Lavaplés, Colectivo Libertario de la Prospe, CGT-CNT, LCR, MC) hemos iniciado una campaña contra el proyecto del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo de cierre del cuarto cinturón atravesando el monte de El Pardo.
'Plan Felipe'
Esta obra forma parte del denominado plan Felipe para el transporte de Madrid, y es una muestra más, quizá la más escandalosa, de la irracionalidad y de la falta de sensibilidad medioambiental de las propuestas que se recogen en dicho plan.
En él se argumenta que se pretende potenciar el transporte colectivo con el fin de conseguir que para 1993 el 75% de los viajes que se realizan en el área metropolitana se lleven a cabo en dichos medios de transporte (metro, autobús y ferrocarril), cuando en la actualidad es sólo del 60%.
Pero paradójicamente la inversión principal que se contempla se destina a carreteras, más del doble que a transporte colectivo, con lo cual dificilmente se alcanzarán los objetivos propuestos.
Por el contrario, continuará la tendencia de los últimos años de incremento del uso del vehículo privado, de congestión viaria y de los ya de por sí elevados niveles de polución.
Hay que tener en cuenta que el tráfico rodado es responsable de más del 85% de la contaminación en la ciudad.
Dentro de todas las grandes actuaciones en red viarla de gran capacidad que se recogen en el plan Felipe, la más demenclal es el cierre norte del cuarto cinturón por pleno monte de El Pardo.
Y eso es así por las siguientes consideraciones: en primer lugar, porque atraviesa el área de mayor valor medioambiental de la Comunidad de Madrid, provocando importantes impactos directos; en segundo lugar, porque pone en peligro, debido a las presiones de desarrollo urbano que generará, la franja entre el trazado de la vía y la concentración madrileña; en tercer lugar, por el elevado coste económico que supone: casi 35.000 millones de pesetas; y en cuarto lugar porque este cierre norte no estaba recogido en el Plan General de Madrid aprobado en 1985.
Además, en el área noroeste se está acometiendo en los últimos años una cuantiosa inversión en carreteras (enlace de Puerta de Hierro, carretera de El Pardo, eje de Sinesio Delgado, enlace de la Zarzuela, desdoblamiento de la carretera de Castilla, ampliación del número de carriles de la N-VI ... ) y no se justifica ningún proyecto adicional.
Recientemente el ministro Solchaga ha hecho público un plan de ajuste económico en el que se plantean recortes presupuestarios al llamado plan Felipe, pero curiosamente se ha dicho que los recortes van a llevarse a cabo prioritariamente en las inversiones de ferrocarril de cercanías (20.000 millones), mientras que se mantendrían principalmente las inversiones en carreteras.
Esto es un contrasentido en la situación actual, y además tiene un fuerte contenido antisocial, pues es precisamente la pobición de la periferia metropolitana, que utiliza el ferrocarril, la que sufre los mayores problemas de transporte.
Propuestas
Por todo ello exigimos:
La paralización del cierre norte de la M-40.
La declaración del monte de El Pardo como parque naciónal, para garantizar su protección integral.
La ampliación de otra política de transportes más acorde con las necesidades sociales y medioambientales, que plantee:
-La restricción del uso del vehículo privado.
-La potenciación de los medios de transporte colectivo.
-El fomento del transporte peatonal y de la bicicleta.
-La paralización de la subida tarifaria del transporte colectivo, que detracría un uso más amplio de estos medios.
-Por último, que se dedíquen los 35.000 millones de pesetas presupuestados del cierre norte a la ampliación y mejora de las cercanías de Renfe.
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