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Telefónica cifra en 100 millones la estafa de los locutorios ilegales

Jorge A. Rodríguez

Los locutorios ilegales traen de cabeza a Telefónica. El miércoles fue reventado el último en la calle de Maqueda, que se anunciaba mediante unas octavillas con un croquis de localización que un mulato entregaba ante la sede de la compañía en Gran Vía, junto a la que el martes fue desmantelado otro local similar. En lo que va de año, Telefónica ha visto cómo le estafaban 100 millones con esta modalidad delictiva. Además, los encargados de estos garitos compiten entre sí por abaratar los costes de las llamadas internacionales.

El locutorio del número 24 de la calle de Maqueda funcionaba en un bajo con la tapadera de una gestoría. Las colas de extranjeros que se formaban en la puerta hicieron pensar a los vecinos que en aquel local había una oficina de ayuda a inmigrantes.

Cuando los agentes de la comisaría de los Cármenes entraron en el garito hallaron a 21 personas originarias de Perú, Chile, Colombia, Bolivia y Filipinas, que habían llegado hasta allí siguiendo un rudimentario mapa -que indicaba tarifas y bocas de metro- que les facilitó un desconocido ante la sede de Telefónica.

El local había sido alquilado por su dueño hace aproximadamente un mes a los regentes del locutorio. Desde hace un año había pasado por distintas manos, siempre en régimen de alquiler o traspaso, después de que su propietario, peluquero de profesión, según varios vecinos, decidiera vivir de las rentas, ya que en el sorteo de navidad del año pasado le tocaron 50 millones de pesetas del cuarto premio.

El telefonista de este locutorio era el chileno José Luis del Carmen Farias, de 31 años, encargado de recaudar 2.000 pesetas por cada cuarto de hora de llamada intercontinental, según la Jefatura Superior de Policía. Llamar el mismo tiempo por un teléfono legal cuesta más de 7.000 pesetas.

'Tarifas' a la baja

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Sin embargo, este locutorio era de los caros. El desmantelado el martes en Gran Vía daba el mismo servicio por 1.000 pesetas los 15 minutos y por 7.000 la hora. En otro reventado en septiembre en la calle del Rey Francisco la hora de conversación salía a 6.000 pesetas, mientras que en el localizado en febrero en la calle de Pino Baja podía llamarse a otro continente por 1.000 pesetas los 20 minutos. El récord de tarifas bajas lo obstenta uno de Ciudad Lineal: 3.600 la hora.

Telefónica, con 51.000 abonados madrileños en lista de espera, poco puede hacer por controlar los locutorios ilegales, según sus portavoces. La compañía factura cada dos meses y cuando los abultados recibos llegan a su destino, los estafadores han sido detenidos o han huido sin dejar rastro. "Además, un consumo tan elevado no extraña porque hay empresas legales que gastan mucho más", dijo un portavoz.

Los responsables de los siete principales locutorios reventados en lo que va de año han conseguido estafar a Telefónica (cuyos ingresos en 1989 fueron de 703.605 millones) un total de 100.137.185 pesetas. El fraude más abultado fue el cometido en el locutorio del Rey Francisco (montado a 50 metros de una comisaría) que ascendió a 38.354.962 pesetas, seguido del de Pino Baja con 20.604.000 pesetas y del de Atocha, con casi 18 millones.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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