20 años después de la revolución feminista

(...) Cada vez más y más tenaces, las mujeres toman el poder, las armas o, simplemente, la palabra. Las mujeres llevan en ellas "la mitad del cielo", como decía Mao. Hay que creer, sin embargo, que los dioses todavía no han partido el cielo en dos mitades iguales.(...) ¿Hasta cuándo, estando ya en plena era de la comunicación, las mujeres podrán, en un extremo del mundo, ver cómo se les niegan derechos elementales que se les reconoce en la otra punta? ¿Hasta cuándo las niñas podrán ser violadas, exhibidas y vendidas aquí y al tiempo ser elegidas en el otro lado? ¿Hasta cuándo a unas mujeres se les prohibira acceder a la maternidad mientras que otras son culpables por abortar?

Nunca, desde un continente a otro, las mujeres han vivido una historia colectiva tan contradictoria, tan paradójica y, quizá, tan explosiva. (...) De América a Europa, de África a Asia, en todos los medios, bajo todos los regímenes y todas las religiones, las mujeres están sometidas a presiones que a menudo se aúnan: la inercia de las tradiciones, la propaganda religiosa y el yugo de la miseria.

(...) Parece como si, cautivas de su historia, su cultura y sus costumbres, las mujeres vivieran en épocas diferentes simultáneamente: en la Edad Media aquí, en 1950 allá, y en 1990 más allá. Las exigencias crecen con el tiempo: quieren el respeto, después la igualdad y luego el poder.

17 de noviembre