Dígaselo con un 'strip-tease'
Una empresa ofrece felicitaciones en persona y con sorpresa
La empresa Gogo Party, formada por dos socios catalanes, ofrece desde el día 1 de noviembre en Madrid cuatro servicios de envío de mensajes de felicitación musical en persona y con sorpresa. Cumpleaños, onomásticas, aniversarios, ascensos y demás homenajes pueden rescatarse del olvido si se sustituye el regalo de recurso fácil por un florido detalle, regado con cava o adornado con un strip-tease.
Gogo party, inspirada en empresas similares instaladas con éxito en Nueva York o Londres, lleva funcionando un año en la Ciudad Condal y ha efectuado 300 servicios. El producto que se propone al mercado es, en síntesis, un recuerdo musical (le felicitación o un mensaje de amor.La empresa concreta sus posibilidades en cuatro servicios. Por 8.000 pesetas se felicita con el Cavogram. Una bailarina o actriz profesional, en la actualidad sin trabajo, se presenta en la casa de! homenajeado en plan formal o un poco más sexy, a elegir. La función se completa con una copa de cava y la interpretación caracterizada de una canción de especial significado para el homenajeado.
Muy parecido al Cavogram es el Globogram o el Florogram pero, en vez de con cava, el regalo lleva doce globos metalizados o un centro de flores. El precio es igual y de la canción no hay quien se libre.
'Stripogram'
El plato fuerte es el Stripogram. Sobre la base de un strip tease fino y artístico, preocupado por el gusto coreográfico, una chica resurge como la guinda desnuda de una tarta sorpresa. Además, puede aparecer bailando una rumba española. Este show, que dura unos cinco minutos, no se ofrece a domicilios privados para evitar engorrosas confusiones
El regalo cuesta 26.000 pesetas y tiene buena aceptacióentre ejecutivos que quieren gastar una broma de buen tono a su jefe. Javier Santana, 26 años, licenciado en empresariales y promotor con el periodista Kristian Conde de la idea, reconoce que alguna vez los que reciben esta sorpresa se quedan un pelín cortados ante las risas del auditorio. Santana recuerda cuando el director de una multinacional japonesa, tras comprobar la calidad del strip-tease con que le deleitaron en una inspección a una filial, quiso invitar a la artista a su país.
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