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El éxito electoral de Jorge Serrano desata una guerra de religión en Guatemala

Antonio Caño

El éxito electoral del evangélico Jorge Serrano, que podría convertirse en el primer presidente democrático no católico de América Latina, ha desatado una guerra de religión en Guatemala. Su contrincante para la segunda vuelta, Jorge Carpio, tratará de captar los votos católicos para contener el ascenso del protestantismo en el país más grande e influyente de Centroamérica.

"Carpio -que obtuvo el 25,62% de votos- ha empezado una guerra sucia en la que pretende mezclar los asuntos religiosos con los políticos", denunció Serrano ante los periodistas. El candidato del Movimiento de Acción Solidaria (MAS) obtuvo, con el 24,03% de los votos, el segundo lugar en las elecciones presidenciales del domingo pasado y parece contar con el respaldo suficiente para alcanzar la victoria el próximo 6 de enero.Álvaro Arzú, que consiguió el 17,93% y ocupó la tercera plaza, anunció ya que respaldará a Serrano para la segunda vuelta, con lo que Carpio, que tampoco contará con el apoyo de la Democracia Cristiana ni del general Efraín Ríos Montt, parte en franca desventaja en esta segunda parte de la campaña electoral.

Serrano dijo que Carpio y la Unión de Centro Nacional (UCN) "están obsesionados por el poder y harán cualquier cosa para conseguirlo, pero van a ser barridos en la segunda vuelta" Serrano pidió una entrevista con Carpio para llegar a un acuerdo a fin de que "el tema religioso no sirva de división de la nación guatemalteca".

El líder del MAS, de procedencia libanesa y convertido al protestantismo hace 15 años, in formó que la Iglesia católica le había asegurado que no intervendrá a favor de ningún candidato. "Los obispos me han dicho que no tienen nada en contra mía" declaró.

Distintas sectas

La secta a la que pertenece Ríos Montt, la Iglesia del Verbo, tiene su origen en California y está mucho más arraigada en Guatemala, sobre todo en las zonas más humildes sometidas a la pobreza y a la violencia, que la Iglesia de Serrano, la secta shadai, pese a que ésta es autóctona de Guatemala. Según el cálculo de las iglesias protestantes, los evangélicos son más del 25% de la población guatemalteca y siguen actualmente en crecimiento gracias al trabajo meticuloso que los pastores y los creyentes protestantes realizan entre la población indígena y latina pobre del país."Los católicos han perdido importancia porque se han desvirtuado. Con tal de tener las iglesias llenas han relajado la disciplina de su culto y han dado paso a creencias que no tienen nada que ver con el cristianismo. Eso ha decepcionado a mucha gente que ha buscado su fe en las iglesias protestantes", explica Serrano.

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El avance del protestantismo en Guatemala es visible desde principios de los años ochenta. El ascenso de Ríos Montt al poder en 1982 al frente de un golpe de Estado preocupó tanto a los católicos que provocó una visita del papa Juan Pablo II a Guatemala. La Iglesia católica guatemalteca ha tenido en los últimos años una preocupación principal por la injusticia social y las violaciones de los derechos humanos, mientras que los protestantes -muchos de cuyos pastores han aprendido lenguas indígenas- se han ocupado más del acercamiento personal a las poblaciones marginadas. En forma reservada, los jefes de la Iglesia católica han mencionado en algunas ocasiones las vinculaciones de algunas sectas protestantes con los intereses de Estados Unidos en Centroamérica. "Eso es absolutamente falso", afirma Serrano, que recurre al argumento de aunar descubridores y católicos.

El programa político de Carpio, en cuya candidatura participan muchas personas que estuvieron vinculadas a la extrema derecha que respaldó a los escuadrones de la muerte, tampoco resulta particularmente atractivo para la Iglesia católica guatemalteca.

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