Siervos de EE UU
Siendo, como Gabriel Jackson, ciudadano norteamericano, ahora de visita en España, tengo que contestar a sus protestas (Prejuicios contra Estados Unidos, de 30 de octubre) de que EE UU no merece la antipatía con la que son vistos por una gran parte de la población no sólo de Europa, sino del mundo entero. A la pregunta de si EE UU no merece un poco de crédito por su apoyo a Gobiernos democráticos, tengo que responder: "¡No!". Su apoyo va siempre a los que sirven a sus intereses. Cuando es un Gobierno elegido, declama orgullosamente sobre sus compromisos con los principios democráticos; pero cuando no lo es -cuando se trata de un Somoza, un Franco, o de un Noriega o un Sadam Husein (en sus anteriores situaciones de aliados) lo apoya igual, pero sin la retórica. Y cuando un Gobierno elegido no sirve a los intereses americanos -sea el de un Allende, un Michael Manley o un Ortega (no olvidemos que las elecciones nicaragüenses en 1984 fueron mucho más honestas que las de El Salvador del mismo año, que en contraste recibieron el apoyo total de los gringos)-, lo ataca con todos sus esfuerzos, legales e Ilegales.Asimismo, los intentos de Bush de buscar consenso en la ONU para su guerra con Irak no indican de ninguna manera que EE UU haya decidido de repente respetar las normas de derecho internacional; significa simplemente que sus intereses políticos en estos momentos pasan por la ONU. No hay ninguna razón para pensar que en el futuro no vuelva a su actitud habitual de desprecio a la comunidad internacional.
Como apunta Jackson, los pueblos del mundo siempre han concedido a los ciudadanos norteamericanos el favor de no considerarlos culpables por los crímenes de su Gobierno, a pesar del hecho de que este Gobierno está "democráticamente" elegido (aunque casi siempre entre candidatos que no difieren nada en su política exterior), y entonces debe reflejar las ideas y valores de sus ciudadanos. Vale la pena notar que este mismo Gobierno jamás ha hecho el mismo favor a los ciudadanos de sus países enemigos, como los de Irak, a los que habla tranquilamente de destruir. Así se dispone a matar millones de iraquíes, ¡por crímenes de un Gobierno que supuestamente no los representa!
No, no me sorprende nada que la gente juzgue duramente a los yanquis. Lo que sí me sorprende es que personas de una cierta inteligencia y consciencia política acepten sus mentiras sin cuestionarlas.-
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