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Yeltsin y Gorbachov se reúnen en el Kremlin para restablecer el consenso

Pilar Bonet

El presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, y el presidente de la Federación Rusa, Borís Yeltsin, abordaron ayer la adopción de medidas contra la crisis y medidas urgentes para el abastecimiento de bienes de consumo en una entrevista destinada a restablecer el efímero consenso logrado por los dos principales políticos de la Unión Soviética a finales de agosto. Gorbachov, que había llegado de Alemania la víspera por la noche, recibió a Yeltsin en sus aposentos de trabajo en el Kremlin. La entrevista en solitario entre los dos líderes duró dos horas y se prolongó después con la presencia de otros invitados.

Valentina Lanzeva, portavoz de Boris Yeltsin, manifestó anoche que, aparte de los temas apuntados, se trató la concepción política del desarrollo del país, "reforma económica radical" y el papel de las repúblicas en ella, la labor de los "sóviets" o consejos, las relaciones entre la Federación Rusa y el centro, el futuro Tratado de la Unión y el "mecanismo de realización práctica de la soberanía de Rusia". La entrevista fue "normal", "tranquila" y discurrió en un ambiente de trabajo, dijo Lanzeva.Tras la conversación en solitario entre los líderes se incorporaron a la reunión el vicepresidente de la Federación Rusa, Rusian Jazbulatov, el jefe del Gobierno de esta república, Ivan Silalev, y el jefe del Gobierno soviético, Nikolai Rizhkov.

Gorbachov y Yeltsin compartieron la presidencia de los actos dedicados al aniversario de la Revolución de Octubre el 6 y el 7 de noviembre y reiniciaron así un contacto interrumpido a mediados de septiembre, cuando el presidente de la URSS se alejó del programa común soviético-ruso de paso a la economía de mercado, y se decantó por posiciones más próximas a su primer ministro Nikolal Rizhkov.

Las diferencias entre Gorbachov y Yeltsin no son sólo una cuestión de estrategia económica, sino una lucha por un nuevo reparto de poder entre los organismos centrales y los representantes de la mayor y más rica re pública de la URSS, que quiere disponer de sus diamantes, petróleo, oro y recursos naturales de forma más ventajosa.

El centro, aunque mermado en su capacidad de control y su apoyo popular, tiene aún en sus manos las palancas fundamenta les del poder, contra las que se estrellan hasta hoy las decisiones del parlamento ruso. El alcalde de Moscú, Gavril Popov, manifestó ayer que Gorbachov había cedido al "complejo militar industrial" al apoyar el plan económico conocido por "directrices fundamentales".

Ocho ministerios de la URSS, responsables de la industria de defensa, pidieron garantias de suministro de materias primas y mantenimiento del sistema centralizado de dirección el pasado septiembre en una carta publicada en Pravda. Ayer, el presupuesto militar de 1991 comenzó a ser discutido en el comité de Defensa y Seguridad del Soviet Supremo de la URSS, según Tass. De la información se deducía que los representantes militares quieren más recursos de los que proyecta destinarles el Gobierno de la URSS.

"Salir de la URSS"

El plan "directrices fundamentales" no se puede llevar a cabo sin contar con la Federación Rusa, pero Rusia tampoco puede realizar su programa más radical de paso al mercado sin "salir de la URSS", por lo que Gorbachov y Yeltsin, "tarde o temprano", tendrán que entenderse, dijo Popov al inaugurar un pleno del ayuntamiento que debate la ampliación del racionamiento de todos los productos básicos.La inseguridad en el abastecimiento de los moscovitas es tal que Popov llegó a sugerir la posibilidad de no especificar las cantidades a las que darán derecho los cupones de racionamiento, para que no suceda lo que ha pasado con el azúcar, insuficiente para abastecer los cupones existentes.

El consistorio de Moscú, que aprobará el programa de paso al mercado de la capital, ha de decidir si orienta sus planes en función de las decisiones de los organismos centrales o de los organismos rusos, dado que Moscú es a la vez capital de la URSS y capital de Rusia. Popov dijo ayer que la situación en Moscú escapa al control del ayuntamiento, comenzando por las gasolineras, los almacenes de carne, el Metro y los ferrocarriles.

Por otra parte, los líderes de las tres repúblicas del Báltico se reunieron el sábado en Moscú con el jefe del ministro soviético Nikolai Rizhkov para debatir las relaciones económicas entre la URSS y el Báltico en 1991 sin que pudieran llegar a un acuerdo sobre el tema. En el encuentro participaron la primera ministra de Lituania Kazimiera Pruriskiene, el primer ministro de Estonia Egdar Saavisar y el viceprimer ministro de Letonia Arnis Kalninsh.

Las tres repúblicas bálticas han realizado un proyecto de acuerdo que tiene en cuenta los acuerdos ya firmados con otras repúblicas de la URSS, incluida la Federación Rusia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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