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Una especie en extinción

El oso pardo, del que existen 30.000 ejemplares en toda Europa, se encuentra en vías de extinción en España. La especie oficialmente ha desaparecido ya en el Pirineo español, y apenas sobreviven un centenar de ejemplares en la cordillera cantábrica.En torno al 75% de los osos españoles vive en Asturias, primordialmente en la zona occidental de la cordillera; el 25% restante se encuentra en la zona oriental de la cordillera cantábrica entre Asturias, Cantabria y Castilla y León.

La especie está en el valor límite- para garantizar su supervivencia, por lo que cada oso abatido por cazadores supone un gravísimo atentado a las posibilidades de su conservación. Un estudio de la Agencia de Medio Ambiente del Principado de Asturias determina que existe en la actualidad una cierta tasa de reproducción, aunque todavía insuficiente para consolidar la especie. El descubrimiento de nuevas parejas, algunas de ellas con crías, ha devuelto la esperanza a los especialistas.

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A finales de junio de 1990,

Medio Ambiente de Castilla y León puso en marcha un decreto por el que se iniciaba -el plan de protección del oso pardo ibérico en la comunidad autónoma. Dicho decreto establece la necesidad de contar con un informe favorable de la Consejería de Medio Ambiente para la realización de actividades relacionadas con el trazado de pistas o carreteras, construcción de embalses, turismo organizado, etcétera, en las dos zonas de la comunidad donde se cree que habitan unos 80 osos. El Principado de Asturias también aprobó el 3 de agosto pasado un plan de recuperación del oso pardo que centra su actuación en frenar el deterioro del hábitat que le es propio y en erradicar el furtivismo, las dos causas principales de la regresión de la especie. En 1967 fue vedada la caza del oso, especie a la que se declaró protegida en 1973. Sin embargo, 25 ejemplares murieron entre 1979 y 1981 en la cornisa cantábrica, y entre 1986 y 1987 los furtivos mataron nueve osos. Como posible causa del furtivismo se ha citado el alto precio que alcanza la piel de oso vendida a los coleccionistas.

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