_
_
_
_
Tribuna:EL LIDERAZGO DE E. E. U.U. EN ENTREDICHO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Significa la guerra del Golfo el fin de la 'pax americana'?

El articulista considera que la lucha para contener a Irak es algo más que una pelea por mantener el precio del petróleo a un nivel moderado. En la crisis del Golfo se están configurando también unas nuevas relaciones de poder en las que EE UU ha reconocido la limitación de sus poderes y su relativa pérdida de hegemonía.

Estados Unidos lidera hoy la lucha contra la ocupación iraquí de Kuwait. Nuestras tropas en Arabia Saudí son muy numerosas; nuestros aviones y navíos, de los más poderosos; el presidente Bush, ya sea en las Naciones Unidas o en Washington, se encarga de orquestar la coalición y se ha erigido como principal portavoz de los aliados de Europa, Asia, África y las Américas. -Hubo, sin embargo, una época en la que el líder mundial operaba sin aliados, corriendo con todos los gastos y tomando las decisiones unilateralmente. Fue así en la Roma de Augusto César, y fue así en la Gran Bretaña de la reina Victoria. Y fue así también a finales de los años cuarenta, cuando América introdujo el Plan Marshall para la recuperación europea. Durante la ocupación de Japón por el general MacArthur, se gobernaba con omnipotencia y se contaba con los suficientes fondos para pagar por todo aquello que Japón necesitara.

Hoy día la situación es diferente. El presidente George Bush espera que el Gobierno en el exilio de Kuwait y el atemorizado rey de Arabia Saudí corran con gran parte de los gastos en los que Estados Unidos ha incurrido para su defensa. Las ventas de petróleo han reportado a estos países cientos de billones en activos en el pasado, y ahora deberán contribuir a pagar las facturas para salvar sus vidas y poder restablecer su renta futura.

La situación es la misma para varios de los otros reinos y emiratos del golfo Pérsico. En realidad, a esta forma de compartir los gastos por partes iguales que vemos en los aliados árabes en la lucha contra Sadam Husein podría muy bien aplicársele la vieja sentencia comunista de Carlos Marx: "Dé cada uno según según su capacidad a cada uno según sus necesidades".

El indigente Egipto, el primer país en cooperar con el equipo de Bush, está recibiendo en estos momentos miles de millones de dólares en ayuda alimentaria y condonación de su deuda. Para mantener antiguos equilibrios,ç

Israel recibirá nueva ayuda en forma de armamento. Es de tener que el protector de terroristas y dictador de Siria se convierta en el nuevo candidato para la caridad de Washington antes de que se termine de reducir al dictador iraquí, o incluso Irán, a pesar de su odio islámico a los americanos a quienes personifica como el diablo.

El presidente Bush requerirá miles de millones de dólares más para poder compensar a Turquía y a Jordania por el grave daño económico que les ha supuesto el tener que honrar o sufrir el embargo comercial impuesto a Irak.

Hasta aquí me he ocupado de los costes de la crisis expresados en términos de dinero y otros recursos económicos tales como alimentos, ropa, tanques, cañones 31 navíos. Francia, el Reino Unido y otros aliados de Estados Unidos en las Naciones Unidas han estado enviando al Golfo unidades de tropas y buques de guerra como un gesto simbólico. El pequeño ejército de Arabia Saudí cuenta ahora a su lado con tropas provenientes de Egipto y de otros países adversarios de Sadam. Husein dentro de la Liga Árabe.

Es de suponer que las fuerzas norteamericanas, que en estos momentos luperan los 200.000 hombres, no necesiten en realidad de estos recursos humanos extranjeros. En efecto, coordinar batallones de naturaleza tan heterogénea tiene que complicar ateriormemente las tareas de defensa y ataque. ¿A qué se debe entonces esta presión tan fuerte ejercida sobre Washington para que reclute fuerzas de tantos y tan diversos aliados en el seno de las Naciones Unidas?

Razones

Las razones son diplomáticas y psicológicas. Por lo general, los árabes odian a los americanos, y Sadam Husein lo sabe y cuenta con ello. Los egipcios son valiosos para los americanos, porque confieren legitimidad a las operaciones antiraquíes; e incluso los sirios, que hacen su aparición ante la corte de la opinión pública mundial con las manos sucias, son bienvenidos por oportunistas maquiavélicos. Algunos aceptarían ayuda del propio diablo, y llegarían, tal vez, a pedirla de los desequilibrados dictadores libios.

Las naciones aliadas, tras su victoria en 1945, se mostraron satisfechas de convertir a Japón y a Alemania en países pacifistas a los que se prohibió tener fuerzas armadas. Por tanto, es irónico que la Casa Blanca y el Congreso norteamericano critiquen hoy a Japón y a Alemania por no haber enviado al golfo Pérsico contingentes de tropas de mayor envergadura.

Pero el problema central que quiero tratar en este artículo es de carácter económico, y no militar o diplomático. ¿Qué lección podemos sacar sobre Estados Unidos como superpotencia si contrastamos el rol del presidente Bush en 1990, mendigando a sus aliados una contribución por partes iguales, y el que cumplió el presidente Truman en 1947 como proveedor del Plan Marshall y otros programas de ayuda exterior? ¿Se ha convertido Norteamérica en un líder del pasado? ¿Ha seguido Estados Unidos la senda de la Roma imperial y de la triunfante Gran Bretaña? ¿Quién tomaría el lugar de Estados Unidos como primera potencia mundial si se diera el caso de que lo hubiera perdido? En la era de Gorbachov, ¿no será ciertamente la Unión Soviética? ¿La Alemania reunificada? ¿El Mercado Común después de 1992?

Sé que el historiador Paul Kennedy, de la Universidad de Yale, ha escrito un libro, éxito de ventas, sobre la caída de América. Ya hace 20 años, el fallecido Herman Kahn, un brillante físico y estratega de la guerra fría que se empeñaba en pensar lo impensable, inventó el concepto de la Cuenca del Pacífico, y afirmó que ésta llegaría a dominar el mundo. Sin embargo, el doctor Kahn (Strange-love) era un economista sin título, y su futurología no puede haber sido muy acertada teniendo en cuenta que pasó por alto el movimento ecologista y los problemas que afronta el Club de Roma respecto al agotamiento de los recursos naturales.

Mis puntos de vista económicos son los siguientes:

1. No cabe duda de que Estados Unidos experimentará una baja en su participación fraccionaria en la renta mundial en el periodo 1990-20 lo, no obstante lo cual seguirá manteniéndose 1 en el primer puesto. No hay ningún país del que pueda decirse que es un sustituto cercano, ya que Japón, que ocupa en estos momentos el segundo lugar, percibe ¡in PNB real total que se cifra en menos de la mitad del de Estados Unidos.

2. En cuanto a nivel de vida real per cápita se refiere, Estados Unidos ocupa todavía, sin lugar a dudas, el primer puesto, y le siguen, por este orden, Canadá, Noruega y luego Alemania, Dinamarca, Francia, Suiza y Suecía. No se puede decir que Japón entre aún en esta clase líder (pero, por supuesto, está ganando un poco más casi todos los años).

3. A pesar de ser no solamente un país rico, sino también el más rico del mundo, Estados Unidos no cuenta en estos momentos con recursos disponibles. Ahorramos poco y consumimos mucho y los presidentes Reagan y Bush han debilitado el sistema tributario. No es de extrañar entonces que George Bush, tazón de mendigo en mano, suplique a sus aliados que no se conviertan en polizontes en esta crisis..

Es un hecho positivo que Norteamérica sea realista respecto a sus poderes limitados, como lo es para el mundo que las dos superpotencias -EE UU y la URSS -estén perdiendo su hegemonía en términos relativos.

Es bueno también que el resto del mundo, desde Corea hasta Japón, pasando por Italia y España, pueda emanciparse de la dependencia de un gran hermano. Así, en la era pos-Gorbachov, mejoran considerablemente las perspectivas para un mundo conformado por naciones pacíficas que conviven en una suerte de balance entre países tolerables y países tolerantes. Por estas razones puede decirse que la lucha actual para contener a Irak es algo más que una simple pelea por mantener el precio del petróleo a un nivel moderado.

Paul A. Samuellson es premio Nobel de Economía. Traducción: Tomás d'Ornellas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_