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España presidirá un Consejo de Europa reactivado por el deshielo en el Este

España asume mañana la presidencia de una organización, el Consejo de Europa, sumida hasta hace poco en el sopor pero a la que el deshielo en el Este ha dado una nueva vida. Acoger a estas jóvenes democracias en su seno y dotarse de los medios presupuestarios necesarios para hacer frente al aumento del número de sus miembros son los principales objetivos de la presidencia española del Comité de Ministros de la primera institución europea fundada después de la II Guerra Mundial.

Durante el semestre en que presida España, continuará debatiéndose la idea, lanzada en julio por los miembros de la OTAN, de transformar la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa en soporte de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), un proyecto difícil de poner en práctica porque por lo menos tres países de la CSCE -EE UU, Canadá y la URSS- no pueden, por razones geográficas, formar parte de la institución europea ni suscribir sus convenios.Todavía bajo la presidencia de San Marino, el país que pasará el testigo a España, los ministros de Asuntos Exteriores de los 23 miembros del Consejo de Europa se reúnen primero hoy en Roma para conmemorar el MF aniversario de la firma del Convenio de Derechos Humanos por cuyo respeto velan dos órganos independientes -la Comisión Europea de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos- cuya experiencia se piensa aprovechar también para la CSCE.

Entre los invitados al acto conmemorativo figuran los aliados transatlánticos del Viejo Continente y los ex países satélites con vocación de adherirse al Consejo de Europa, así como el presidente de la Comisión Europea, el francés Jacques Delors, que acaba de pedir permiso para que la CE pueda, como tal, suscribir el Convenio de Derechos Humanos. Los ciudadanos europeos tendrán así la posibilidad de recurrir las eventuales violaciones por la legislación comunitaria de sus derechos en materia, por ejemplo, de libre circulación.

Al día siguiente de la conmemoración, y por primera vez, el carácter democrático de un ex país socialista quedará consagrado con el ingreso en el Consejo de Europa de Hungría durante una sesión ordinaria del Comité de Ministros, al término de la cual el jefe de la diplomacia española, Francisco Fernández Ordóñez, asumirá la presidencia de este órgano. El ministro se trasladará después a San Marino para asistir a una segunda ceremonia de traspaso de poderes. Si Hungría se adhiere aún bajo presidencia sanmarinense, otros dos ex satélites soviéticos, Checoslovaquia y Polonia, lo harán, muy probablemente, bajo la española. Para este último país, que no cumple aún todos los requisitos (su Dieta -Cámara baja- no ha sido elegida libremente) se ha buscado una fórmula, con la activa participación de España, que le permita ingresar con una rapidez inusual en cuanto haya completado su democratización.

Otros países del Este como Rumania, Bulgaria y Yugoslavia han expresado su deseo de entrar a formar parte de este club de democracias europeas que es el Consejo de Europa, pero la Asamblea parlamentaria, cuya opinión es decisiva para la admisión de nuevos miembros, pone en algunos casos en duda la pureza de sus elecciones mientras considera en otros que aún no han recorrido todo el vía crucis que conduce a la democracia.

Para poder hacer frente a su crecimiento numérico, la secretaría general del Consejo de Europa, que desempeña la francesa Catherine Lalumiére, ha pedido un aumento de su actual presupuesto de 8.928 millones de pesetas en un 20%. España, quinto contribuyente con una participación de 6,29% (561 millones), está dispuesta a aumentarlo.

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