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La CE propone la liberalización de las comunicaciones por satélite antes de 1992

Las comunicaciones por satélite en Europa son ahora patrimonio de unas pocas instituciones -Estados y grandes consorcios-, pero a partir de 1992 empresas y ciudadanos podrán tener acceso directo a esta tecnología y a los servicios que posibilita -telefonía, transmisión de datos, televisión- si, como propugna la Comisión Europea, los Doce adoptan una "política de cielo abierto", o, lo que es lo mismo, de liberalización de las comunicaciones por satélite. Los ministros de telecomunicaciones tomarán una decisión sobre este tema en una reunión que celebrarán el próximo día 27.

Según consta en el Libro Verde de comunicaciones por satélite en la Comunidad Europea, al que ha tenido acceso EL PAÍS, podrán participar libremente en la transmisión de señales por satélite las redes privadas no conectadas a la telefonía pública y las empresas privadas que deseen utilizar el satélite para el intercambio de servicios y de, comunicaciones de negocios. Además no podrá ponerse ninguna traba a la recepción en los hogares europeos de cualquier servicio directo de televisión vía satélite.En la actualidad las señales vía satélite deben pasar necesariamente por el consorcio Intersat (Organización Internacional de Comunicaciones por Satélite), integrado por países de todo el mundo, entre ellos España, y en menor escala por el Eutelsat (Organización Europea de Comunicaciones por Satélite), al que también pertenece nuestro país. Los demás satélites, sean nacionales o promovidos por fuertes agrupaciones de empresas privadas (como el Astra), necesitan un permiso para poder operar. Por otra parte, en el ámbito interno de prácticamente todos los estados de Europa existe un organismo que ejerce el monopolio de las señales vía satélite. En España este papel lo desempeña Telefónica.

Con las nuevas medidas de la CE se pretende que cualquier empresa o persona con medios adecuados (homologados y normalizados) pueda transmitir y recibir señales sin estos permisos por lo que se espera que aumenten las redes privadas de televisión transnacional.

Hoy día, cerca de 40 satélites de comunicación se están moviendo en una órbita ecuatorial orientados hacia el "cielo europeo". Servicios de telefonía, radiobúsqueda, meteorología, transmisión de datos, servicios avanzados de empresa, y sobre todo programas de televisión, son los principales usos que se derivan de estos satélites. Sólo en el área de televisión cabe señalar que existen cerca de 50 canales vía satélite y se prevé que dentro de 10 años se crearán otros 50 canales.

Espacio audiovisual

"Las comunicaciones por satélite actuales en nada se parecen a las que se registraban en los años sesenta-setenta", se reconoce en el texto del Libro Verde que estudiarán los ministros. En él se cita un ejem.,plo como muestra del cambio: "Al principío, las antenas parabólicas eran de 30 metros de diámetro, mientras que ahora son de 65 centímetros e incluso de menos".

El veloz y "dramático" desarrollo de la tecnología del satélite obliga, según puede leerse en el Libro Verde, a no aplazar la obra conjunta de armonización de las normas, "que debe hacerse de acuerdo con la directiva inás genérica sobre telecomunicaciones".

En opinión de los Doce, las comunicaciones por satélite se han transformado en un elemento vital para los servicios transfronterizos europeos y han ayudado a fijar el llamado espacio audiovisual europeo, condición esencial para la formación de una identidad política y cultural de Europa. Además se impone una nueva política sobre comunicaciones por satélite para incorporar a los países del Este.

La actual situación de oligopolio y restricciones ha de ser sustituida por otra de liberalización de los servicios, tanto en el segmento de tierra (emisión y recepción) como en el segmento espacial (transmisión). Naturalmente, estas medidas deberán ir acompañadas de la adecuada armonización de posiciones y frecuencias para que no existan interferencias.

En el Libro Verde se proponen cuatro grandes cambios. En primer lugar, la plena liberalización de los equípos de tierra, entre los que se incluyen los terminales tanto transmisores como receptores. En segundo lugar, el libre acceso al segmento espacial (satélites en órbita) salvaguardando los derechos de emisión. En tercer lugar, la libertad de transacciones comerciales, incluida la mercadotecnia directa que utilice las capacidades del satélite para lograr sus mes comerciales. Y por último, la coordinación de frecuencias y derechos exclusivos y de autor de las obras audiovisuales.

El fin de un sector estratégico

Como en otras áreas que completan la marcha hac ¡a el mercado único europeo y de libre circulación de bienes y servicios, el sector estratégico de las comunicaciones no lo tiene fácil.En la última reunión informal de ministros de Telecomunicaciones de la CE, celebrada en Roma el pasado mes de octubre, se pudieron constatar algunas diferencias que pueden ser "salvables", según señalan medios políticos cercanos a la Comisión Europea.

El Reino Unido y la nueva República Federal de Alemania se han mostrado dispuestos a apoyar el texto del Libro Verde en sus formulaciones esenciales actuales. Por su parte, Francia se muestra reticente porque considera que las empresas privadas que comercialicen los servicios de satélite se van a concentrar en aquellos que les reporten beneficios y olvidarán otros "servicios públicos" necesarios para el buen funcionamiento de la sociedad en el futuro.

España y otros países nórdicos mantienen en principio una oposición más abierta a las medidas básicas de liberalización de las estaciones de tierra y otras tecnologías del satélite y defienden que tales funciones no deberían ser arrancadas del control de los organismos estatales. Pese a estas posturas encontradas, el italiano Filippo Pandolfi, comisario de la Comunidad Europea para el sector de las telecomunícaciones, está convencido de que los distintos puntos de vista se traducirán en un compromiso final.

Otro aspecto, señalado también en el Libro Verde de la Comunicación, es la necesidad de una coordinación técnica entre todos los países de la CE para dar paso, entre otras cosas, a la norma europea de la llamada televisión del futuro o televisión de alta definición.

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