EE UU e Irak hablan al tiempo de paz y guerra

CARLOS MENDO / ÁNGELES ESPINOSAEstados Unidos e Irak lanzaron ayer señales contradictorias sobre sus respectivas posiciones en torno a la crisis del Golfo, en un nuevo capítulo de guerra verbal entre sus dirigentes. El presidente George Bush declaró que no está dispuesto a seguir tolerando "la brutalidad" de] líder iraquí, Sadam Husein, con el personal de la Embajada norteamericana en Kuwait, para añadir que tenía intención de continuar sus esfuerzos diplomáticos para conseguir una salida negociada al conflicto. La posición iraquí fue expresada con parecida ambivalencia por el embajador de Bagdad en Washington, Mohamed al Masbat, quien dijo que su país desea "evitar un derramamiento de sangre".

El embajador iraquí dijo también en una conferencia de prensa, convocada para presentar un documento sobre pretendidas complicidades de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y del Gobierno kuwaití contra Irak, que su país quería "establecer buenas relaciones con Estados Unidos".La declaración de Bush parece indicar que la preocupación inmediata de Washington en estos momentos, más que la liberación de Kuwait, es la desesperada situación en que se encuentra el personal de la representación diplomática norteamericana en el emirato, sitiada por las tropas iraquíes desde el pasado 12, de agosto. EE UU y el Reino Unido son los dos únicos países que mantienen abiertas sus embajadas en Kuwait.

"Nuestra gente tiene que sufrir un asedio por hambre ordenado por un dictador brutal. Su situación me preocupa profunda mente y quiero que el pueblo norteamericano conozca la hondura de mi preocupación por la brutalidad de Sadam Husein", manifestó Bush. El presidente dijo textualmente en otro momento de su breve conversación con los periodistas que le acompañaban en un acto electoral celebrado en Alexandria: "No estoy dispuesto a aguantar más [esa brutalidad]".

El embajador iraquí, por su parte, entregó a los informadores copias de un memorándum dirigido por el jefe de la seguridad kuwaití el emir de Kuwait dando cuenta de una reunión secreta mantenida en diciembre de 1.989 con el director de la CIA, William Webster. Según el embajador, el documento prueba que el anterior gobierno kuwaití y la CIA estaban de acuerdo para SOcavar económicamente al régimen de Bagdad.

Sin embargo, en la misma rueda de prensa, Al Mashat reiteró la disposición de Irak a iniciar conversaciones para resolver la crisis y dijo que los dirigentes norteamericanos "deberían prestar atención a las voces de la razón y no a los que preconizan una rápida y devastadora acción militar".

Conferencia interárabe

En El Cairo, la eventual convocatoria de una conferencia Interárabe para buscar una salida a la crisis del Golfo ha suscitado el escepticismo del presidente egipcio, Mohamed Hosni Mubarak.

El rais se opuso ayer a la idea propuesta por el líder soviético, Mijaíl Gorbachov, durante su reciente visita a París, y que parece contar con las simpatías de Sadam Husein. La reacción de Mubarak, concordante con los comentarios de la prensa local, coincidió con la reunión en Yedda de los jefes de las diplomacias egipcia, saudí y siria, para examinar la evolución del conflicto del golfo Pérsico.

"Los países árabes ya mantuvieron una cumbre el pasado 10 de agosto sin alcanzar resultado alguno", comentó Mubarak en la primera reacción de un jefe de Estado árabe del bloque antiiraquí a la sugerencia soviética. El máximo dirigente egipcio se preguntó si los contactos mantenidos en Bagdad por el emisario personal de Gorbachov, Yevgueni Primakov, "han dado algún resultado concreto para discutir en una eventual cumbre". El rais, que precisó no haber sido informado hasta ahora de la proposición de Gorbachov, añadió: "Si se convoca una reunión árabe sin que las cosas estén claras, será una cumbre de insultos, y [los egipcios] la rechazamos". Recordó que para Egipto cualquier solución pasa por la retirada iraquí y el regreso del emir.

Al concluir su visita a París e pasado lunes, Gorbachov mencionó esa posibilidad con la convicción de que ha llegado el momento "de incluir de verdad el factor árabe en la búsqueda de una solución a la crisis del Golfo".

Sadam, que en ese momento acababa de recibir la visita de Primakov, hizo suya la idea de inmediato sembrando la duda de si había partido de Bagdad o de Moscú.

De todas formas, los ministros de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Egipto y Siria, se entrevistaron ayer en Yedda para analizar la situación en el Golfo, aunque no se ha filtrado ninguna información sobre lo tratado en la reunión.

En la comparecencia de Sadam con su Estado Mayor -un hecho extraño en Irak-, el presidente iraquí pidió a sus generales que estén preparados para combates inminentes en "el interior de las ciudades de la provincia de Kuwait". Tal actitud se interpreta en medios diplomáticos de la zona como un endurecimiento de la postura iraquí frente a los signos aparentemente positivos enviados por Bagdad con la reciente liberación de rehenes. "Soy pesimista", confesaba ayer un experto militar europeo.

Lectura

La técnica del palo y la zanahoria, utilizada tanto por Bagdad como por Washington desde el comienzo de la crisis, ha despistado a los observadores en cuanto a la lectura que debiera darse a los diversos gestos y declaraciones de sus dirigentes.

Sin embargo, la ventaja táctica de Sadam, que mantiene su ganancia a pesar de todos los juegos de palabras, ha extendido la convicción de que la guerra resulta inevitable si se quiere cumplir la promesa de devolver la independencia a Kuwait.

Incluso la Unión Soviética, que ha reiterado en los últimos días su insistencia en una solución pacífica, no se opondría a una guerra contra Irak si se agotan las posibilidades de diálogo. Así lo reconoce el propio Primakov en un artículo que publica esta semana en el semanario egipcio de izquierda Al Ahali.

Primakov insiste en que su país "no participará" en una eventual operación militar, y advierte de su convicción de que tal cosa "dará paso a una catástrofe".

"Resultaría un desequilibrio entre árabes y no árabes, un control de las riquezas de Irak, problemas contra los regímenes árabes, el bloqueo de la cuestión palestina y el paro de la producción de petróleo tal vez durante años", vaticina el diplomático soviético en su artículo.